Las empresas deben formar alianzas con la sociedad civil, socios y proveedores, dice Miriam Michán; esta cadena de valor debe brindar beneficios a corto y largo plazo, apunta la experta
En México, la responsabilidad social empresarial ha cambiado. Un gran número de empresas hemos recorrido este camino desde hace varios años, bajo distintos esquemas, con el objetivo de retribuir a la sociedad y a coadyuvar al mejoramiento social, ambiental o económico de nuestro entorno.
Actualmente estamos viviendo un nuevo enfoque de responsabilidad social, el cual plantea migrar de una perspectiva de filantropía corporativa a una perspectiva de Responsabilidad Social Sustentable, centrada en la formación de alianzas estratégicas con OSC (organizaciones de la sociedad civil), socios y proveedores, a fin de contribuir a la formación de una cadena de valor que se replique en todo el entorno brindando beneficios a corto, mediano y largo plazo.
La estrategia de inversión social se ha transformado, cada vez son más las empresas que han aprendido a alinear los intereses del negocio con las necesidades de la comunidad. La construcción de programas sociales que adhiere como componente esencial el expertise de la compañía hace que la rentabilidad social y económica se incremente, y esto a su vez se ve reflejado en la sustentabilidad de los programas.
Precisamente, es este el nuevo enfoque en que debiera estar centrada la RSE (responsabilidad social corporativa). Por este motivo, desde hace varios años se han implementado novedosos modelos basados en la adopción de más y mejores prácticas globales en la materia que buscan asignar recursos a proyectos que tengan relevancia para la misión del negocio y un mayor impacto en la población.
Una de estas certificaciones es el Global Report Initiative (GRI), un organismo internacional que creó el primer estándar mundial de evaluación de sostenibilidad en los ámbitos económico, ambiental y social; y que fue diseñado en conjunto con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente.
A diferencia de otras certificaciones, el GRI aplica una metodología que tiene como base el medir la respuesta a las expectativas o intereses que la empresa brinda a sus públicos; ya sean al interior, con sus empleados o al exterior con sus proveedores, consumidores, clientes y entorno. Bajo este enfoque, en Pfizer México nos hemos convertimos en la primera farmacéutica en América Latina en ser reconocida con el Nivel de Aplicación A+ del GRI.
El camino de la responsabilidad social empresarial es muy vasto, y la manera de poder cumplir con nuestros objetivos y alinearlos con las necesidades del entorno será más efectiva si comenzamos a tener una visión integral y un contacto estrecho con las audiencias con las que nos relacionamos de manera cotidiana. Por otra parte, es el diseño y la implementación de iniciativas que integran la visión de estas audiencias, en temas que son de nuestro interés para generar una sinergia positiva y óptimos resultados, con este compromiso ineludible con la sociedad.
Fuente: cnnexpansion.com
Por: Miriam Michán
Publicado: 12 de junio de 2012