La regulación de México para los productos con alto contenido calórico puede parecer muy dura, pero su rigor refleja la magnitud del problema, afirma Mikel Arriola, comisionado presidente de la Cofepris. Tiene los datos a mano: 70% de la población tiene sobrepeso. La diabetes es una epidemia y cuesta un tercio del presupuesto anual de salud. La obesidad afecta la calidad de vida y también la productividad. Una persona con obesidad mórbida puede perder entre 25 y 50% su productividad.
Aunque es una autoridad en materia de obesidad, es claro que no la ha padecido. El comisionado es un atleta que ha competido en mundiales de jai alai. Sólo toma agua durante la entrevista y asegura que casi no toma refrescos.
En materia de etiquetado, en el verano entrará en vigor la nueva norma, anuncia el comisionado. “Pasamos de no tener ninguna información en los envases a tener información muy clara. Primero en contenido de calorías por envase; segundo, en el porcentaje que esas calorías representan de una dieta diaria en azúcares, en grasas saturadas, en sodio. Ésos son los valores que tenemos que señalar, es una realidad y entrará en vigor este verano”, dijo.
Antes de la reforma, solamente existían normas oficiales mexicanas que establecían requisitos de la etiqueta, pero no establecían la forma en que se debería expresar. Con la reforma se genera un decreto de etiquetado. En éste se establecen los valores que se van a expresar en las etiquetas y se va a expresar la información de esta manera para que no exista un tramo de subjetividad en la forma que se presentaba los nutrientes.
El comisionado pone un ejemplo de cómo cambiarán las etiqueta: “Hoy un envase de 3 litros la única información son las calorías que contiene una porción de 200 mililitros. No obstante, este envase tiene 3 litros. Lo único que veíamos eran 84 calorías y decía 4%; y en azúcares 21 gramos y decía 23%, eso incluso nos daba más confianza, la gente podía pensar que tomarse tres litros de refresco iba a representar un consumo de 4% de calorías, totalmente engañoso; lo que vamos a ver en el envase es que son 3 litros, que la energía total son 1,270 calorías y que eso es 350% de la ingesta diaria requerida”.
La nueva norma del etiquetado es parte de una estrategia más amplia en el combate a la obesidad. En el ámbito fiscal está el impuesto especial. “Si ustedes revisan la exposición de motivos, lo que está diciendo el Ejecutivo es que preocupa el consumo de calorías vacías, de calorías producto de azúcares añadidas y que pueden incrementar el peso de la persona”.
En el ecosistema de la comunicación, está la regulación de la publicidad. “Aquí el Estado interviene en el comercio para modificar una conducta que es posiblemente perniciosa para la población”, dice Arriola Peñalosa. El verano del año pasado entró en vigor la prohibición de la publicidad infantil. “Ya se han bajado la mitad de los anuncios relacionados con esos productos en la televisión y en el cine. Estamos hablando que en un año se generaban en la programación 22,000 spots de refrescos, botanas, confiterías y chocolates.
Hoy, se ha reducido a la mitad, porque 50% se transmitía en horarios infantiles. El primer balance es que estos productos ya están fuera de la programación en horarios infantiles”.
Etiquetas grandes y claras
El etiquetado es una parte de la solución del problema. “Los consumidores saben menos de lo que comen o beben que quien produce el producto. El Estado está para resolver ese problema del mercado: nuestro papel es obligar al productor a ser claro respecto a los ingredientes y a manifestarlo”.
Hay varios modelos de etiquetado en el mundo. Uno es el panel nutricional, que se utiliza Estados Unidos y Australia. “México estaba en este modelo, pero de manera desordenada”. Otro etiquetado es el frontal que utilizan la Unión Europea, Canadá, Colombia y Chile. Otro es el “semáforo”, que utiliza sus colores para referenciar el nivel de ingestión de las sustancias medidas.
Sin menoscabo de los otros modelos, México ha optado por el etiquetado frontal para que la información quede clara y ya se constituyó el observatorio, que radicará en la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL), que se encargará de generar los indicadores de resultados. “Hoy no existe mucha evidencia, estas políticas son relativamente jóvenes. Todos los Estados estamos revisando nuestras políticas de etiquetado, y estamos obligados a medirla”.
Los países pueden cambiar de modelo de etiqueta. “Si el semáforo evidencia que hay correlación entre el indicador y la pérdida de peso o la baja en la prevalencia de diabetes en la población, tendremos que adoptarlo; para eso está el observatorio y éste nos dará el pulso nacional e internacional para precisar, eliminar, poner, fortalecer o de plano eliminar correlaciones que eran meramente intuitivas”, explica el comisionado de la Cofepris.
Bajo la lupa
El observatorio instalado en la UANL va a trabajar con datos del sistema de salud aportados por la Secretaría de Salud, realizará las encuestas nacionales de salud que diseña el Instituto Nacional de Salud Pública y podrá incluir indicadores adicionales. “Tiene facultad para emitir recomendaciones y su estructura permite que organizaciones no gubernamentales, actores de los sectores social, público y privado puedan intervenir”.
La Cofepris está obligada a responder los cuestionamientos sobre el etiquetado cuando hay evidencia científica. Desde de la década de los 70-80 hasta hoy el crecimiento es sostenido y el primer objetivo es estabilizar esa tendencia. Estamos obligados a contestar los cuestionamientos con la evidencia que tenemos.
Es destacable la acción del gobierno, con todas sus herramientas de política, para atacar el problema, a través de la prevención, la regulación -una parte es publicidad otra es etiquetado-, el impuesto, en términos de lo que pasó en el congreso, y la atención médica, porque el problema es de salud pública.
Mikel Arriola, eficaz con agenda pesada
¿Cuántas horas tiene el día de Mikel Arriola Peñalosa? El presidente de la Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios )regula 10% del Producto Interno Bruto, 44 centavos de cada peso que se gasta en el país. Por su oficina pasan los trámites de las industrias alimentaria y farmacéutica. Regula tabaco y bebidas, el material de uso médico, dental y oftálmico. Se ocupa también de revisar algunos aspectos de la industria química y de fertilizantes. En sus ratos libres se las ingenia para entrenar y ser campeón nacional de jai alai.
Con una agenda tan pesada, la Cofepris podría ser un cuello de botella, un laberinto administrativo. No lo es. Este abogado ha logrado transformar a la Cofepris. Más que la reducción de trámites lograda por Arriola, destaca la implementación de la estrategia de genéricos. Esto ha permitido reducir 61% el costo de los medicamentos. En el 2010 el mexicano pagaba 2,000 pesos al año por medicamentos, hoy paga alrededor de 800 pesos. México se ha convertido en líder consumidor de medicamentos genéricos en volumen, 84%, cuando en el 2010 sólo traía 52 por ciento. Se ha podido ahorrar 20,000 millones de pesos. Comparado con el 2010, la productividad de la Cofepris ha incrementado en 15,000%; pasó de 150 registros sanitarios a 24,000.
Productores mexicanos, beneficiados: Arriola
“México, preparado para la nueva Food Act de Estados Unidos”
México no tendrá problemas con la nueva regulación agroalimentaria que emitirá Estados Unidos, afirma Mikel Arriola, titular de la Cofepris. “Es más, existe una buena probabilidad de que los productores mexicanos salgan beneficiados de los cambios en Estados Unidos porque en Cofepris hemos estado colaborando con las autoridades de Estados Unidos, adelantando algunas de las medidas que se podrían decretar”.
Las ventas a Estados Unidos significan 75% de las exportaciones agroalimentarias de México. Generan un valor superior a 20,000 millones de dólares anuales. “Nos preocupa la seguridad de los alimentos que consumimos, también facilitar la exportación de los alimentos a Estados Unidos”, dice Arriola. “Estamos simplificando trámites, creamos una ventanilla única y estamos en una campaña permanente de comunicación con los sectores”.
Con la Food Safety Modernization Act (FSMA), Estados Unidos pasará de un enfoque basado en la atención de emergencias a uno que pondrá énfasis en la prevención. De acuerdo con un documento de la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por si sigla en inglés), la FSMA pretende incrementar la inspección de la producción de alimentos y el cultivo de frutas y vegetales. Los importadores agroalimentarios deben garantizar que los productos cumplen los nuevos criterios y estar certificados. La FDA podría realizar inspecciones directas en los lugares donde se produce la comida, en cualquier lugar, fuera de Estados Unidos.
Las acciones que se instrumentan para cumplir con los criterios de Estados Unidos se complementan con los esfuerzos de Cofepris para acompañar la venta de alimentos a otros mercados, “ha crecido mucho la venta de moluscos a China y Europa”. Con estos mercados se trabaja a través del Codex Alimentarius, que son las guías, los estándares que constituyen las mejores prácticas para garantizar la calidad, seguridad y justicia en el comercio de alimentos. (Luis Miguel González).
Fuente: El Economista