El caso que la fiscalía general de Nueva York ha emprendido contra JBS, el gigante cárnico más grande del mundo, representa un hito trascendental en la lucha contra las prácticas de greenwashing corporativo, de acuerdo con información del portal The Guardian. Este tipo de acciones legales podrían marcar un punto de inflexión en la forma en que las empresas abordan sus comunicaciones y compromisos en materia de sostenibilidad ambiental.
Durante demasiado tiempo, numerosas corporaciones han incurrido en prácticas engañosas, realizando afirmaciones infundadas y poco transparentes sobre sus supuestos compromisos y acciones concretas para mitigar su impacto en el cambio climático. Esta situación no solo constituye una violación flagrante de las leyes de protección al consumidor, sino que también erosiona gravemente la confianza del público en los esfuerzos de sostenibilidad genuinos que realizan otras empresas comprometidas.
En el caso específico de JBS, la compañía ha sido acusada de hacer declaraciones rotundas pero carentes de sustento sólido, como su afirmación de alcanzar las emisiones netas cero para 2040. Sin embargo, según revela la demanda, la propia empresa admitió recientemente que ni siquiera cuenta con un método establecido para calcular la totalidad de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Esta incongruencia flagrante entre el discurso público y la acción real es inaceptable para una corporación de tal envergadura en un sector con un impacto climático tan significativo como la producción de carne, especialmente la de res.
La demanda a JBS
La demanda interpuesta por la fiscalía de Nueva York sienta un precedente crucial al demostrar que las autoridades están dispuestas a tomar medidas contundentes contra aquellas empresas que engañen deliberadamente al público sobre sus credenciales y compromisos ambientales. Este tipo de acciones legales deberían servir como una seria advertencia para todas las compañías que han recurrido al greenwashing como una táctica publicitaria poco ética y potencialmente ilegal.
Si JBS termina perdiendo este caso, como se prevé debido a la solidez de las pruebas presentadas, las implicaciones para la compañía serán profundas y de largo alcance. En primera instancia, JBS se vería obligada a abandonar por completo sus afirmaciones climáticas engañosas y limitarse a describir sus operaciones de manera mucho más transparente, precisa y apegada a la realidad. Esto supondría un duro golpe a su estrategia de mercadotecnia y posicionamiento como una supuesta «empresa verde».
Pero más allá de eso, una sentencia en contra de JBS sentaría un precedente legal que podría desencadenar una cascada de demandas similares en otros estados de Estados Unidos o incluso en otros países donde opera la corporación. Esto pondría a JBS en una posición extremadamente vulnerable, exponiéndola a múltiples batallas legales y sanciones económicas considerables.
Aunado a ello, el daño reputacional para JBS sería significativo. Una vez expuestas sus prácticas engañosas, la empresa perdería toda credibilidad en cuanto a sus supuestos esfuerzos de sostenibilidad, erosionando gravemente la confianza de consumidores, inversionistas y otras partes interesadas. En un entorno cada vez más consciente de la urgencia climática, este tipo de escándalos pueden tener consecuencias muy perjudiciales para la marca y los resultados comerciales de una empresa.
La credibilidad de la «empresas verdes»
Más allá del caso específico de JBS, esta acción legal podría marcar un punto de inflexión en la forma en que el conjunto de empresas abordan sus comunicaciones y estrategias en torno a la sostenibilidad ambiental. Ya no bastará con hacer afirmaciones vagas, poco fundamentadas o directamente engañosas sobre la supuesta alineación con los acuerdos climáticos globales o las metas de emisiones netas cero.
Para mantener la credibilidad ante los consumidores y las partes interesadas, las compañías deberán respaldar cualquier declaración sobre sus compromisos ambientales con planes sólidos, acciones concretas verificables y datos contundentes que demuestren avances reales en la reducción de emisiones y otros impactos negativos. De lo contrario, se enfrentarán a consecuencias legales, sanciones económicas y un severo daño a su reputación corporativa.
La rendición de cuentas: el medidor de la RSE
En este nuevo escenario, la transparencia, la integridad y la rendición de cuentas serán fundamentales. Aquellas empresas que opten por un enfoque ético, verificable y de mejora continua en sus esfuerzos de sostenibilidad serán las que logren mantener la confianza y lealtad de los consumidores y las partes interesadas a largo plazo. Por el contrario, quienes persistan en prácticas opacas o directamente engañosas serán expuestas y castigadas, tanto por las autoridades como por el escrutinio público.
En última instancia, este caso contra JBS representa un paso crucial hacia un ecosistema empresarial más responsable, íntegro y comprometido con la urgencia climática que enfrenta la humanidad. Las empresas que deseen prevalecer en este nuevo entorno deberán abandonar por completo las prácticas engañosas del greenwashing y adoptar un enfoque genuino, medible y transparente en sus estrategias de sostenibilidad ambiental.
