El mandatario estadounidense le entregó al Premio Nobel de Química en 1995 la Medalla Presidencial de la Libertad, la máxima presea civil del gobierno estadounidense.
El científico mexicano Mario Molina, Premio Nobel de Química en 1995, fue condecorado hoy por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, con la Medalla Presidencial de la Libertad.
Al otorgar la máxima presea civil del gobierno estadounidense, instituida en 1963 por el presidente John F. Kennedy, Obama hizo notar que el amor por la ciencia de Molina comenzó siendo niño en el laboratorio que montó en el baño de su casa en la ciudad de México.
«Esa pasión por el descubrimiento llevó a Mario a convertirse en uno de los químicos más respetados», dijo el mandatario estadounidense durante la ceremonia celebrada en salón Roosevelt de la Casa Blanca.
Recordó que el mexicano se hizo acreedor al Premio Nobel de Química por su trabajo sobre el impacto negativo que causan en la capa de ozono las emisiones de carbono.
«Gracias al trabajo de Mario el mundo se unió para abordar un problema común y hoy estamos inspirados por su ejemplo mientras trabajamos para dejar un planeta más seguro y limpio para generaciones futuras», remarcó.
También recibieron la máxima distinción a la población civil por su labor distinguida en diferentes áreas profesionales el ex presidente William Clinton y Ben Bradlee, ex editor del diario The Washington Post en tiempos del escándalo Watergate que le costó la Presidencia a Richard Nixon.
Asimismo el pelotero de los Medias Blancas de Chicago, Ernie Banks, la líder del movimiento feminista, Gloria Steinem, y la empresaria de medios y conductora, Opra Winfrey, entre otros.
«Tenemos a un líder que todavía recordamos con extraordinario cariño», apuntó el mandatario al otorgarle la presea a Clinton.
Destacó que la lucha que la madre de Clinton tuvo que librar para mantener a su familia fue inspiración para que el ex presidente procurara una vida más fácil y mejor para las personas.
Obama agradeció la «asesoría y consejo» que ha recibido de Clinton, además de su labor filantrópica a través de la fundación que preside y que «representa lo mejor de Estados Unidos».
La medalla Presidencial de la Libertad es otorgada cada año por el primer mandatario de Estados Unidos, quien puede seleccionar a los distinguidos o basarse en recomendaciones.
