El presidente Barak Obama afirmó que le gustaría saber a quién «patear el trasero» por el derrame de petróleo en el Golfo de México, al rechazar este martes las críticas a su gestión para contener la peor catástrofe ambiental de Estados Unidos.
«Voy a ser claro en esto porque veo que es una idea que se ha metido en la cabeza de la gente y los medios de comunicación la promueven», dijo Obama en la cadena de televisión NBC, al responder a las críticas que podrían ensombrecer la popularidad de su gobierno.
«Estuve allí el mes pasado, antes que la mayoría de estos críticos siquiera prestaran atención a lo que ocurría en el Golfo», dijo.
Obama destacó que había pasado un tiempo hablando con los pescadores y los expertos encargados de la limpieza de la gigantesca mancha de petróleo en la costa del sudeste de Estados Unidos para saber «qué traseros» debía «patear» por el derrame de crudo, la peor catástrofe ambiental en la historia de Estados Unidos.
El mandatario dijo asimismo que de haber estado en sus manos, hubiera despedido al titular de British Petroleum (BP), Tony Hayward, por sus comentarios minimizando el impacto de la catástrofe y describiendo al principio la fuga como «muy, muy modesta».
«El no estaría trabajando para mi después de esas declaraciones», afirmó.
Mientras tanto, los estadounidenses juzgan con severidad la reacción del gobierno ante la marea negra.
Según un sondeo ABC News/Washington Post, un 69% de los consultados tiene mala opinión de la gestión de la crisis por la administración Obama.
En cuanto a BP, el 81% de los entrevistados juzgan negativamente su reacción.
Más alarmante aún para Obama, la actitud de su gobierno es juzgada con más severidad que la de la administración anterior por el huracán Katrina, en agosto 2005, que fue devastadora para la presidencia de George W. Bush.
El 62% de los estadounidenses habían daclarado entonces tener una mala opinión de la reacción del gobierno de Bush, o sea 7 puntos porcentuales menos que hoy.
Tras la colocación de un dispositivo similar a un embudo la semana pasada, BP aceleró la recuperación del crudo filtrado tras la explosión el 20 de abril de la plataforma Deepwater Horizon.
Pero el derrame sigue su avance hacia las costas y el crudo no dejará de fluir hasta que los pozos de derivación estén operativos en agosto.
BP, que ya gastó 1.250 millones de dólares en su lucha contra la contaminación, espera alcanzar una capacidad de recuperación de 20.000 barriles diarios (unos tres millones de litros).
El martes, el almirante Thad Allen, encargado del gobierno para frenar la marea negra, indicó que los ingenieros de la petrolera británica habían recuperado casi 15.000 barriles de crudo (2,4 millones de litros) en las últimas 24 horas.
«Esto ha crecido vertiginosamente desde el primer día, hemos subido de 6.000 barriles a casi 15.000», afirmó Allen, comandante de la Guardia Costera.
Hasta ahora, las autoridades estiman la fuga de crudo entre dos y tres millones de litros diarios, o sea de 100 a 150 millones de litros en total.
En el 1989, la catástrofe de Exxon Valdez había vertido 41 millones de litros de petróleo en las costas de Alaska.
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