Okinoshima es una isla japonesa que ahora ya es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO.
Es famosa debido a que no se permite el acceso a mujeres y únicamente cada año la visitan 200 hombres. Antes de ingresar a este lugar, los hombres deben bañarse desnudos en las aguas cercanas para «purificarse».
Esos hombres deben mantener ciertas reglas para poder ingresar a la isla como: no comer carne de animales de cuatro patas durante su estancia, no llevarse con ellos nada de la isla, ni siquiera una pequeña piedra o una brizna de hierba, o hablar de Okinoshima una vez que la abandonan.
Esta isla está situada a 60 kilómetros de la costa de Kyushu, Okinoshimay tiene tres de los lugares sagrados pertenecientes al Gran Santuario de Munakata, y reúne más de 80 mil ofrendas realizadas a los dioses sintoístas (nombre de la religión nativa de Japón) del mar.
La UNESCO puso a esta isla en una lista exclusiva por ser ejemplo excepcional de la tradición de culto de una isla sagrada.
Ante esto, el gobierno de Japón se encuentra orgulloso por el reconocimiento a esta localización “valiosa y única a nivel mundial” y el ministro nipón de Exteriores, Fumio Kishida, dijo que respeta “sinceramente a todas las personas encargadas de mantener las tradiciones de esta isla sagrada”.
Según explicó a EFE, Ryuzo Nakaya, encargado de la oficina de patrimonio mundial de la prefectura de Fukuoka, hubo un debate sobre incluir entre estos patrimonios en un lugar en el que no se permitía el acceso a mujeres, pero la UNESCO concluyó que ya había precedentes, como el monte Athos en Grecia o la mezquita Haji Ali en India, entre otros.
“Hay que precisar, que la isla solo acepta a por invitación a monjes del Gran Santuario de Munakata”, unos 200 hombres una vez al año para la celebración de un festival, por lo que las restricciones no se aplican solo a mujeres, apuntó Nakaya.
Cada 27 de mayo se rinde un festival como homenaje a los marinos que murieron durante una batalla de la guerra ruso-japonesa (1904-1905) y es cuando las 200 personas visitan el «sagrado lugar».
Esta isla es uno de los últimos lugares en Japón en los que no se permite el acceso a mujeres, aunque el icónico Monte Fuji o el Monte Koya, por ejemplo, no podían ser visitados por mujeres hasta 1868 y 1872, respectivamente.
La mayoría de los Patrimonios de la Humanidad normalmente tienen muchos visitantes interesados en el lugar, en cambio, en esta isla, no existe ningún plan de abrirla al público y mucho menos a los turistas. Tanto así que para los siguientes festivales se dejará de celebrar y tampoco se les permitirá el acceso a las 200 personas.
El secreto mejor guardado de Fukuoka, prefectura a la que pertenece Okinoshima y cuyos habitantes llevaban trabajando en el proyecto desde hace casi una década, ha conseguido convertirse en el Patrimonio de la Humanidad número 21 del país del sol naciente.