En un reciente esfuerzo por combatir las crecientes tasas de enfermedades no transmisibles y promover estilos de vida más saludables, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha propuesto la aplicación de impuestos sobre productos perjudiciales como el alcohol y las bebidas azucaradas.
Esta iniciativa no solo busca disuadir el consumo de estos productos, sino también generar ingresos cruciales para respaldar servicios públicos. La pregunta que surge es: ¿puede esta iniciativa cambiar la forma en que abordamos la salud pública y fomentamos hábitos sostenibles?
Dietas poco saludables tienen un alto costo para los países
Según nuevos datos de la OMS, 2.6 millones de vidas se pierden anualmente debido al consumo de alcohol, mientras que más de 8 millones sucumben a dietas poco saludables, es decir, consumo elevado de alimentos ricos en calorías vacías, grasas saturadas, azúcares añadidos y sodio, mientras carecen de nutrientes esenciales como vitaminas, minerales y fibra. Los hallazgos revelan que la mayoría de los países no están aprovechando el poder de los impuestos para influir en comportamientos más saludables.
Un aspecto intrigante es que la mitad de los países que gravan las bebidas azucaradas también aplican impuestos al agua, contradiciendo las recomendaciones de la OMS. Esta complejidad en las políticas fiscales destaca la necesidad de orientación internacional sobre este tema. Además, el impuesto de consumo, destinado a productos específicos, representa solo el 6.6% del precio promedio de una soda a nivel global.
En el ámbito de las bebidas alcohólicas, 148 países han implementado impuestos de consumo a nivel nacional. Sin embargo, la exención de impuestos sobre el vino en 22 países, principalmente en la Región Europea, plantea interrogantes sobre la equidad y eficacia de estas políticas. A nivel mundial, estos impuestos representan el 17.2% del precio de la cerveza más vendida y el 26.5% para el licor más popular.
La exención de impuestos sobre el vino y los porcentajes variables en la carga impositiva sugieren la necesidad de un enfoque más holístico y coherente en la formulación de políticas fiscales, buscando no solo ingresos financieros sino también resultados positivos en términos de salud pública y comportamiento del consumidor.
¿Gravar o no productos nocivos?
Un estudio de 2017 agrega una dimensión económica a la conversación sobre que OMS pide impuestos a alcohol. Propone que aumentar los impuestos sobre el alcohol en un 50% podría prevenir más de 21 millones de muertes en 50 años y generar casi 17 billones de dólares adicionales en ingresos. Esta proyección es sorprendente y equipara la cantidad al ingreso total de ocho de las economías más grandes del mundo en un solo año.
El Dr. Rűdiger Krech, de la OMS, sostiene que «gravar productos no saludables crea poblaciones más saludables». Ejemplos como el de Lituania respaldan esta afirmación: tras aumentar los impuestos al alcohol en 2017, el país experimentó un aumento en los ingresos fiscales y una disminución significativa en las muertes relacionadas con el alcohol.
«Gravar productos no saludables crea poblaciones más saludables. Tiene un efecto dominó positivo en toda la sociedad: menos enfermedades y debilitamiento e ingresos para los gobiernos para proporcionar servicios públicos. En el caso del alcohol, los impuestos también ayudan a prevenir la violencia y las lesiones causadas por accidentes de tránsito».
Dr. Rűdiger Krech, Director de Promoción de la Salud de la OMS.
La reciente encuesta de Gallup, en colaboración con la OMS y la Fundación Bloomberg, muestra que la mayoría de las personas respaldan el aumento de impuestos sobre productos no saludables como el alcohol y las bebidas azucaradas. Este apoyo público puede ser fundamental para el éxito de las políticas fiscales propuestas por la OMS.
Impuestos a todas las bebidas azucaradas y alcohólicas: OMS
La viabilidad de implementar impuestos sobre el alcohol y los refrescos como estrategia para promover estilos de vida saludables ha sido objeto de un debate en constante evolución. En este escenario, se plantean diversas perspectivas que buscan equilibrar los objetivos de mejora de la salud pública, generación de ingresos y posibles impactos en la industria y la sociedad.
Los defensores de la medida resaltan la oportunidad de generar ingresos sustanciales para los gobiernos. Estos fondos podrían destinarse a programas de salud, educación y otras iniciativas que contribuyan a mejorar el bienestar general de la población.
Sin embargo, se plantean inquietudes respecto a la posible regresividad de estos impuestos, es decir, si afectarían de manera desproporcionada a los grupos de bajos ingresos. Existe el temor de que esta carga impositiva adicional pueda generar resistencia pública y agravar las desigualdades socioeconómicas.
Finalmente, aunque la OMS pide impuestos al alcohol y bebidas azucaradas para promover estilos de vida saludables, se requerirá un estudio cauteloso sobre sus implicaciones para la sociedad. La publicación de un manual sobre impuestos al alcohol hoy se suma a una serie de manuales existentes, incluidos los relacionados con el tabaco y las bebidas azucaradas.