Grupos de defensa de los derechos humanos y de activistas chinos en el exilio piden al gobierno de Barack Obama que ejerza mayor presión sobre China en plena «campaña represiva» de Pekín.
Según un comunicado de la delegación de EEUU, durante los dos días de diálogo que se inician este miercoles, Washington pedirá explicaciones a Pekín acerca de las recientes desapariciones, detenciones «ilegales», arrestos y condenas, la libertad de religión y de expresión, y los derechos laborales y de las minorías, entre otros.
Por parte de China participa en el encuentro Chen Xu, responsable de organizaciones internacionales del ministerio de AAEE, según anunció ayer el portavoz de la cartera, Hong Lei, quien advirtió a Washington de que su país «no aceptará ninguna injerencia en sus asuntos internos bajo el pretexto de los derechos humanos».
Según los analistas, esa actitud indica que el régimen chino, coronado como segunda potencia económica en 2010, no está dispuesto a escuchar ninguna crítica relacionada con los derechos humanos, como ya demostró ayer el primer ministro Wen Jiabao en su encuentro con su homóloga australiana, Julia Gillard, de visita en Pekín.
Miedo al posible cambio
La ONG Chinese Human Rights Defenders (CHRD), formada por activistas dentro y fuera del país asiático, pidió a los funcionarios que asisten al diálogo que exijan responsabilidades a China por «violaciones de los derechos humanos», como las decenas de detenciones para evitar una «primavera árabe» en el país asiático.
A pesar de que anteriores rondas de diálogo han sido infructuosas, Renee Xia, directora de CHRD, pidió a EEUU que intermedie para «finalizar el uso de la tortura y liberar a las decenas de ciudadanos chinos desaparecidos o detenidos durante la última campaña contra la sociedad civil».
Aparte del destacado artista y activista Ai Weiwei, detenido el 3 de abril, otros 40 abogados, disidentes e intelectuales han sufrido detenciones penales a raíz de las fallidas llamadas anónimas a emular la «revolución jazmín», aunque no se han demostrado vínculos entre los retenidos y las inexistentes protestas.
La campaña, que se inició en octubre con la concesión del Premio Nobel de la Paz al preso político Liu Xiaobo, se ha cobrado víctimas como los abogados Teng Biao y Li Tiantian, que permanecen en paradero desconocido tras dos meses.
Además, en las últimas semanas se han producido nuevos conflictos en el Tíbet que se ha saldado con la «reeducación» de unos 300 monjes budistas, según denuncias de grupos tibetanos en el exilio.
Consenso internacional
La detención del artista Ai Wei Wei ha motivado la condena de la ONU y países como EEUU, Francia, Alemania, Australia o Japón, lo que no ha sido obstáculo para que Pekín prosiga con una campaña en la que también seguidores de la religión protestante, tibetanos y uigures están siendo detenidos.
En este sentido, la Asociación Americana Uigur (UAA, siglas en inglés), ha pedido a Michael Posner, asistente del Secretario de Estado de EEUU para la Democracia y Derechos humanos y quien lidera la delegación estadounidense, que condene la persecución que sufre esta etnia de origen turco y credo musulmán del oeste de China.
El actual diálogo «es un foro fundamental para pedir respuestas acerca de los atroces abusos que comete el gobierno chino contra el pueblo uigur. Hasta que los uigures no puedan hablar sin miedo ni censura, es importante que la comunidad internacional obligue al gobierno a cumplir con los estándares internacionales», señala la líder de UAA, Rebiya Kadeer.
Además, unos cables diplomáticos publicados hoy por Wikileaks en la prensa australiana señalaron que durante el diálogo bilateral que Camberra mantiene con Pekín en materia de derechos fundamentales, los funcionarios chinos han llegado incluso a reirse de los australianos y a criticar la situación de los aborígenes.
Una oportunidad para hablar de represión
Sin embargo, es de destacar que la actual ronda entre China y EEUU es la primera que coincide con una campaña represora como la actual, sólo comparable con la de 1998 o la posterior a Tiananmen (1989), según algunos expertos.
Por este motivo, los grupos humanitarios esperan que la presión de EEUU ayude a mejorar la situación de los disidentes y presos políticos chinos, como ha sucedido en ocasiones anteriores.
Fuente: El Mundo.es
Publicada: 27 de abril de 2011.
