En el lenguaje neoliberal los pobres son denominados «capital humano», dice la directora del IIE
Oportunidades es un programa de caridad institucional, pues las ayudas monetarias que otorga son eso, ayudas, que no transforman las condiciones en las que se origina y desarrolla la pobreza, asevera Verónica Villarrrespe Reyes, directora del Instituto de Investigaciones Económicas (IIE) de la UNAM en un análisis sobre los programas contemporáneos para la superación de la pobreza.
Explica que los programas de transferencias monetarias están diseñados bajo un esquema planteado por el Banco Mundial desde la década de los 90, donde la pobreza no se relaciona con el desarrollo económico sino con el aumento de capacidades de la gente, de acuerdo con la teoría del capital humano.
Dentro del más puro lenguaje neoliberalista los pobres ya no son pobres, ahora son capital humano, indica. Sólo representan un factor más de la producción y se invierte en ellos en función de los rendimientos que se esperan, pero omitiendo el entorno y las condiciones reales en que vive. Se les trata como si estuvieran fuera de la producción, la distribución, el intercambio y el consumo, como si estuvieran aislados del sistema que los procrea y no inmersos dentro de él, apunta la especialista.
Pese al predominio de programas específicos que se han diseñado en el país para enfrentar la pobreza, su objetivo no ha sido cancelarla, sostiene Villarrespe Reyes, sino únicamente paliarla, aliviarla, mitigarla, puesto que no pretenden incidir en las estructuras que originan la pobreza. Los programas asistencialistas están orientados a aumentar los ingresos de los pobres y el acceso a los servicios clave, pero no implican una reorientación del estilo de desarrollo.
No obstante, destaca que tales programas cumplen con un objetivo político –social primordial ya que el peligro estriba en que un orden político no estable puede ser construido sobre las bases de sociedades perturbadas a causa de la pobreza extrema.
En los programas contemporáneos de superación de la pobreza, como Oportunidades, se consideran puntos estratégicos la educación y la salud, pero la investigadora advierte que esto por sí mismo no es suficiente para que los individuos superen las condiciones de pobreza porque aunque cuenten con mayor escolaridad, destreza y habilidades, si el mercado no es capaz de absorber esa población, seguirán en estado de pobreza.
Cataloga como una visión subjetiva e individualista el considerar que superar los factores que dan lugar a la pobreza y la perpetúan depende de la activa corresponsabilidad de las familias beneficiadas y sus comunidades, como si el trabajar dependiera de ellos.
Tampoco basta, abunda, inducir a las personas pobres a que tengan mayores cuidados médicos, ni condicionarlas a que asistan a clínicas de salud para atender prácticas preventivas si en las localidades que habitan y en sus propios hogares no existen condiciones mínimas de higiene ni los servicios correspondientes, como agua potable y drenaje, el mantener la salud así resulta casi imposible y lo mismo sucede en el aspecto de la alimentación, puntualiza.
Fuente: La Jornada