Amazon lleva varios días en la boca de todos, ya que según un amplio reportaje de The New York Times (NYT) tiene un grave problema con su cultura organizacional. De acuerdo con la nota, en la compañía hay un terrible equilibrio entre vida y trabajo, los colaboradores lloran con frecuencia y la evaluación de desempeño es muy injusta. El texto ha sido refutado por Jeff Bezos, CEO de Amazon, y por varios colaboradores, pero sin duda puede aprenderse mucho de él.
Quienes critican a la compañía han mencionado la falta de empatía y de apoyo a los trabajadores que Amazon, siempre enfocada en resultados, parece manifestar. Mientras tanto, otros han dicho que el problema no son las políticas de la empresa sino la forma en la que contrata. Es decir, debería enfocarse en solo reclutar a quienes vayan a aceptar el ritmo de trabajo. Pero una tercera opción es muy interesante: ¿qué tal si el problema son los gerentes y los directivos intermedios?
Esta es la tesis que propone Greg Leffler, ejecutivo de LinkedIn. Para él, la única forma de explicar que algunos colaboradores y excolaboradores de Amazon confirmen el triste panorama pintado por el NYT mientras que otros están en total desacuerdo es que tienen distintos jefes. Teniendo en cuenta que el supervisor directo es el principal predictor de la felicidad de un empleado, Leffler afirma que lo que Amazon debe hacer es analizar quiénes tienen estos puestos.
Uno de los valores de Amazon es la «obsesión con el cliente». Un gerente puede tomarse esta idea de formas muy distintas, creando así un ambiente específico para quienes trabajan bajo su mando: «Como la mayoría de las cosas en la vida, creer en los valores tiene un nivel saludable y uno poco saludable. Que la gente opere en estos diferentes niveles (…) ayuda a explicar por qué escuchamos de dos empresas diferentes la semana pasada. Es porque las personas experimentan la cultura que sus gerentes han creado para ellas», dice Leffler.
Finalmente, el experto concluye que los gerentes deben hacer un mejor trabajo para delinear las expectativas de cómo deben vivirse los valores corporativos y cómo se puede hacer un balance entre vivir conforme a estos pero también respetar los valores personales de cada colaborador.
Es cierto que no todas las personas, aunque sean muy buenas en lo que hacen, encajan en todas las compañías. En el caso de Amazon, se trata de una empresa donde el ritmo es muy acelerado y se pone a los datos cuantitativos por encima de casi cualquier otra cosa. Sin embargo, sí existen ciertos parámetros respecto a lo que es responsable que una organización pida de sus colaboradores. Si el NYT está en lo cierto y llorar de cansancio o frustración es algo común en Amazon, es momento de que Bezos y su equipo analicen detenidamente qué está pasando con su cultura.