La fragilidad jurídica en la que se encuentran las áreas naturales protegidas en nuestro país constituye un severo riesgo para la protección del patrimonio natural nacional.
Toca ahora un nuevo caso: la Estación Científica Las Joyas, en la zona núcleo de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán (RBSM).
En 1979, investigadores de la Universidad de Guadalajara y la Universidad de Wisconsin-Madison descubrieron en la Sierra de Manantlán una especie primitiva y endémica de maíz silvestre (Zea diploperennis), que llamó la atención internacional por su potencial para mejorar la producción del maíz comestible.
Dada la significancia del área, el Laboratorio Natural, junto con grupos de pobladores que llevaban años defendiendo sus recursos naturales en contra de compañías madereras que los explotaban de manera ilegal, impulsó la creación de la Reserva de la Biosfera Sierra de Manantlán.
Sin embargo, esta historia de éxito, de las que existen muy pocas en el país, hoy se encuentra amenazada por el insólito fallo del juez segundo de lo civil de la ciudad de Autlán, quien despojó al gobierno de Jalisco de 900 hectáreas del predio de Las Joyas (junto con las tierras del ejido Ahuacapán y de un predio privado adyacente) y las entregó a particulares sin notificar ni al gobierno del estado ni a la Universidad de Guadalajara.