Las empresas mexicanas cada vez ponen más atención a la Responsabilidad Empresarial. Adoptan normas y distintivos y miden el impacto de sus acciones de forma más sistemática. Sin embargo, todavía tienen mucho que aprender de las mejores prácticas internacionales. Las compañías mejor calificadas son multinacionales.
Lo primero que deben hacer las empresas mexicanas coinciden algunos especialistas es alinear sus acciones socialmente responsables con sus objetivos de negocios. «La mayor parte de las buenas prácticas de responsabilidad empresarial se aplican en México», dice un estudio realizado para Expansión por la Escuela de Negocios Schulich, en Canadá. «Sin embargo, pocas compañías mexicanas tienen un enfoque integral que incorpore todas estas mejores prácticas. La mayoría parece adoptar un enfoque poco sistemático».
En una encuesta levantada en 2013 por la consultora Responsable, más de 60% de los trabajadores respondió que, para su compañía, la responsabilidad social es importante, aunque 85% considera que el sector aún no madura.
Para sistematizar la responsabilidad, algunos organismos internacionales adoptaron el modelo triple bottom line, que la agrupa en dimensiones económica» social y ambiental.
El Centro de Excelencia en Negocios Responsables de Schulich es uno de los institutos más grandes e influyentes dedicados a estudiar el modelo triple bottom lineo En su análisis sobre México destaca que dos tercios de las compañías se esfuerzan por conseguir el distintivo de Empresa Socialmente Responsable, que otorga el Centro Mexicano para la Filantropía.
Responsabilidad Mexicana
Bryan Husted, profesor de Negocios y Sustentabilidad en Schulich, dice que las prácticas más comunes de responsabilidad tienen que ver con los procesos internos de las compañías. «Todas las empresas tienen un código de ética y muchas de ellas tienen una política de lucha contra la corrupción», dice. «En términos de recursos humanos, las empresas reportan programas de horarios flexibles y permisos de paternidad».
Los investigadores de Schulich destacaron las acciones que emprenden las compañías mexicanas contra la obesidad, como la iniciativa del Instituto de Bebidas para la Salud y el Bienestar de Coca-Cola o el programa «Plan de alimentación saludable», de Herdez.
Las compañías también se preocupan por los derechos humanos y equidad, dice Jesús Martínez, director general de la consultora McBride SustainAbility. «México es una sociedad cada vez más diversa y empresas que no lo entiendan, verán afectada su sustentabilidad, principalmente económica», dice. «No van a entender al mercado ni van a tener gente que lo entienda».
Las compañías también promueven el comercio justo y la protección de los derechos de los consumidores.
Hasta ahora, las empresas nacionales se enfocan más en los temas sociales y medio ambientales. Sin embargo, esto puede llevarlas a caer en el error de sólo hacer filantropía y no responsabilidad empresarial integral.
«Hay una tendencia tradicional en la comunidad empresarial de enfocarse en temas estructurales sociales, como la pobreza, la falta de justicia, de acceso a educación y a servicios médicos», dice Maciej Bazela, director adjunto del Centro de Estudios para la Gobernabilidad Institucional del IPADE. «Todo eso son acciones muy nobles, pero, al final, es un poco como tomar el papel del Estado y tratar de resolver temas que son de gobierno. Por eso nosotros, como institución educativa, invitamos más a enfocarse en temas de consumidores, de empleados, de productos y de sustentabilidad».
Bazela señala que más allá del triple bottom line, las Naciones Unidas hablan de cuatro ejes de acción: derechos humanos, estándares laborales, anticorrupción y medio ambiente.
En México existen distintos tipos de responsabilidad social. Schulich detectó que las mejores 10 prácticas están dominadas por empresas de bienes de consumo básico o que tienen que ver directamente con el comprador final, por lo que podría especularse que la presión del consumidor hace la diferencia.
«Estas compañías necesitan, para constituir una reputación de productos de calidad y prácticas de responsabilidad social empresarial y sustentabilidad, demostrar que su gestión es de primera clase», dice Husted, de Schulich. «Para estos sectores, la responsabilidad social empresarial puede proporcionar también una forma de comercializar sus productos y servicios».
Los retos
Las empresas menos socialmente responsables son las de la industria pesada y la minería. Como sus clientes son otras compañías industriales, están más interesadas en especificaciones técnicas o costos de los productos. En esos casos, el foco rojo es el manejo ambiental, que, en términos generales, es el punto más debil del modelo triple bottom lineo
El instituto Schulich descubrió que casi la mitad de las empresas mexicanas reporta algún uso de fuentes de energía renovable. Sin embargo, muchas no tienen ni una norma básica de gestión del medio ambiente.
Más allá de las acciones que implementen las empresas al exterior, sus mayores retos están al interior. El análisis de Schulich detectó enormes disparidades entre los ingresos de los CEO y los de empleados medios. Incluso descubrió el caso de un director que percibía 3,000 veces más que el resto de la plantilla laboral.
«Cabe preguntarse si las empresas no ven ninguna conexión entre su propia práctica, los altos niveles de desigualdad de ingresos en el país, y los altos niveles de crimen y violencia», dice la escuela.
Dirk Matten, de la Cátedra Hewlett-Packard en Responsabilidad Social Empresarial de Schulich, detalla que incluso entre las empresas mejor calificadas se debe atender el tema del gobierno corporativo. El instituto observa una gran disparidad en la cantidad de consejeros independientes que tienen, ya que en unos casos pueden ser hasta 95, pero en otros no tienen ni uno. Y en cuanto a mujeres en puestos de dirección, en el mejor caso la proporción es 50%.
Si bien gastar más dinero en responsabilidad social no implica una mejor práctica, el instituto también descubrió disparidades. «Aunque muchas empresas no proporcionaron datos, la mayoría gasta menos de 1 de los ingresos netos en la filantropía», dice Andrew Crane, director del Centro de Excelencia de Negocios Responsables de Schulich. «No hay un ideal para esto, pero una meta de 1 podría ser un objetivo mínimo razonable. India ha introducido recientemente una legislación que exige a las empresas invertir 2 de sus ingresos».
El principal reto para las empresas mexicanas coinciden los especialistas es que la responsabilidad social empresarial se convierta en parte del día a día del funcionamiento de las compañías. Sobre todo, porque los programas específicos tienen el riesgo de desaparecer con un recorte de presupuesto.
Según Elian Salazar, coordinadora de proyectos de la consultora ResponSable, a las pymes les asusta el tema de la responsabilidad social empresarial. Creen que requieren un gran presupuesto. Sin embargo, pronto descubren que, pese a no tener una oficina dedicada al tema, han ido desarrollando actividades al interior y al exterior de la organización de manera intuitiva.
En la encuesta hecha por ResponSable, uno de los principales obstáculos que las empresas identifican para realizar actividades de responsabilidad social es la falta de difusión. También mencionan que es difícil encontrar a una persona que se encargue de la tarea, ya que debe ser un buen estratega con multicompetencias, que tenga claros los objetivos a largo plazo de la compañía y que sepa vincular todas las áreas.
Además, Salazar cree que es necesario que el gobierno mexicano presuma su participación en iniciativas internacionales de responsabilidad social empresarial derechos humanos y medio ambiente, y aterrice los conceptos al mundo empresarial nacional.
Por su parte, Crane, de Schulich, dice que la promoción del comercio internacional es el papel más importante que ha tenido el gobierno mexicano en cuanto a responsabilidad social empresarial. El hecho de que ocho de las empresas en el Top 10 en el rubro son filiales de multinacionales y las otras dos operen en varios países prueba que la exposición a mercados globales propaga las mejores prácticas. El experto recomienda que el gobierno obligue a las compañías a informar sobre su desempeño en la materia o explicar por qué no han tomado acciones.
«Muchas compañías no registran o decidieron no revelar sus medidas en temas importantes como energía, residuos y consumo de agua», dice. «Hasta que esas empresas empiecen a dar seguimiento a estos indicadores y se vuelvan transparentes sobre su desempeño, la responsabilidad social empresarial no estará gestionada con eficacia».
Las líderes
Ser una empresa responsable es más que seguir el modelo de RSE, que incluye aspectos sociales y medioambientales, así como finanzas sanas. Este ranking de Expansíón y la Escuela de Negocios Schulich evalúa estos puntos. Las compañías que no completaron el cuestionario se vieron afectadas.
Fuente: ARTETA, Itxaro. Mucho por aprender, la responsabilidad de las empresas debe ser integral y comenzar con procesos internos. Expansión CEO. Noviembre – Diciembre 2014. Año XLV, núm. 1154. p. 108 – 120