FORMA Y FONDO CCXXXVIII
Casi termina el llamado mes patrio y ya en el otoño 2012, vale la pena recordar la riqueza natural de México. En las cuatro etapas de su historia: prehispánica, colonial, independentista y revolucionaria, el aprovechamiento de los recursos naturales y la agricultura fueron base de la economía. Hoy todavía se insiste en el monocultivo destinado casi para el autoconsumo, a excepción de la cada vez más escasa producción comercial.
Las aportaciones al mundo fueron en agricultura, jardinería, arboricultura, plantas medicinales, plantas industriales como hule, chicle, algodón; plantas para teñir, plantas alimenticias, bebidas, flores, animales, minerales, rutas marítimas, caminos, artes y oficios, astronomía, arquitectura, medicina, leyes, industria, inventos y muchas cosas más.
No existían los términos de medio ambiente, ecología, biodiversidad o hábitat por ser de cuño moderno y aparecen hasta mediados del siglo pasado, sin embargo existen datos que confirman el amor a la naturaleza, su conocimiento y aprovechamiento desde la época precolombina.
Las culturas prehispánicas relacionaban la vida desde el nacimiento hasta el Mictlán, con el respeto a la naturaleza, su observación y cuidado, coronándolo con el culto a sus numerosas deidades. La medicina herbolaria continúa vigente; las obras hidráulicas que aprovechaban las condiciones naturales del terreno perduran en los Códices y tradiciones orales. Los más antiguos jardínes de México fueron los de Texcoco, en el siglo XV, construidos en la roca, mediante el sistema de terrazas, por el rey poeta Netzahualcoyotl, .
En el bosque de Chapultepec o Cerro de la Langosta en Tenochtitlan, Moctezuma II tenía un zoológico y un jardín botánico con ejemplares y especies de todas las regiones del imperio. Destaca el trabajo comunal de la tierra encabezado por la agricultura sobre el agua, tzinanpayotl o chinampas, hermana mayor de la hidroponía, en auge hacia los años 1300-1400 en Xochimilco. El mismo Cortés escribía que en el gran tianguis de Tenochtitlan diariamente había toda clase de hierbas curativas, hortalizas y legumbres, así como animales desconocidos.
El Códice Badiano (1552) es la traducción al latín por el xochimilca Juan Badiano, de la obra de Martín de la Cruz, que en náhuatl clasificó al menos diez mil plantas mexicanas. Tata Vasco fomentó el exitoso trabajo comunal que sobrevive hasta nuestros días a pesar del descuido oficial y la competencia desleal.
Hidalgo al promulgar su Bando Agrario, se adelantó un siglo a la legislación agraria de 1910. Ordenaba que las tierras de cultivo se entregaran para su explotación y trabajo a los naturales de los pueblos; equivalente a la derogación del régimen colonial de propiedad de la tierra, la abolición de la esclavitud campesina y la supresión de alcabalas y tributos en el campo.
En 1803, Alejandro de Humboldt estudió la flora, fauna, geología, estadística, población, minería, historia y hasta el sistema militar. Su trabajo influyó en Charles Darwin y en otros científicos y artistas.
Las haciendas con cierto grado de desarrollo agrícola, explotaban la tierra y la miseria de la peonada. Con la Revolución llegaron años de privaciones y hambre siguiendo la gran epidemia de gripa española hacia 1917. Miguel Salinas anotó refiriéndose a la capital del país: “…pero el polvo que sube de las plazas y calles, el humo que se escapa de las chimeneas, el vaho espeso de la inmensa urbe roban colorido al espectáculo y amenguan su magnificencia.”
Nunca imaginó cómo se desarrollarían las ciudades y que las altas concentraciones de humos y vahos llegarían a ser mortales.
La forma: aprender de los inagotables conocimientos que ofrece la historia.
El fondo: recuperar nuestros valiosos recursos, porque con ellos: TODOS SOMOS NATURALEZA.
ACACIA FUNDACIÓN AMBIENTAL A.C. [email protected]
Fuente: Colaboración