La universalización de la cobertura sanitaria mexicana para toda la población en 2011 debería ser objeto de un debate sobre su sostenibilidad por el probable aumento del gasto público que causará, según estima la OCDE.
Esa cobertura además debería ser obligatoria, considera en un informe sobre México la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico.
En concreto, el informe recomienda que las autoridades abran discusiones sobre la cuestión del seguro obligatorio de enfermedad y sobre los recursos que permitirían financiar de manera viable el aumento probable de los gastos públicos.
La OCDE recuerda que el Gobierno mexicano se fijó como objetivo una cobertura universal en 2011 mediante la ampliación del Seguro Popular, un sistema que ha logrado incrementar en un 25 por ciento la cobertura de la población desde 2004.
La organización con sede en París afirma que el sistema debería ser obligatorio para que nadie quede olvidado por inadvertencia y también para evitar el fenómeno de la antiselección, que consiste en que personas con buena salud eviten pagar las cotizaciones, recuerda la OCDE.
Esta circunstancia podría socavar las finanzas del programa, alerta la organización, que aporta estas recomendaciones a la luz de experiencias de otros países de la OCDE que han adoptado regímenes de cobertura universal de salud.
Además de proponer el debate sobre la financiación del plan gubernamental, la OCDE ha analizado el sistema de salud mexicano, del que afirma que todavía puede mejorar en eficacia.
En concreto, la organización llama la atención sobre el hecho de que la fragmentación del sistema de salud en varias unidades, que integran verticalmente la financiación, el seguro y los cuidados, son origen de ineficiencias, como la duplicación de equipos, lo que aumenta los costes.
La OCDE recuerda que en México la seguridad social cubre a los trabajadores asalariados del sector formal, mientras que el Seguro Popular se ocupa de los del sector informal y los no asalariados del sector formal.