Teresa Hezguerra tenía previsto hablar sobre las carencias educativas para los niños sordos una vez que le dieran la palabra en Los Pinos.
Sorda de nacimiento e hija de sordos, la adolescente de 14 años, que estudia sexto de primaria en la Escuela de Educación Especial Audición y Lenguaje Licenciado Benito Juárez García, en Morelia, subió al estrado luego de que la representante de UNICEF en México, Susana Sottoli, tuviera su intervención durante la presentación de las conclusiones de las Mesas Regionales en Materia de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, organizadas por el DIF nacional.
En presencia del Presidente Felipe Calderón y su esposa, Margarita Zavala, el moderador dio la palabra a Teresa, quien participó en una de las mesas regionales.
Vestida con uniforme escolar azul marino, Teresa se puso de pie, y fue hasta que comenzó a hacer uso del lenguaje de señas que la audiencia se percató de su sordera. En lugar de interpretar sus señas, el joven que auxiliaba a Teresa se adelantó en la lectura del.
Entonces las manos de Teresa dejaron de moverse. La directora del DIF nacional, Cecilia Landerreche, pidió al joven no leer, sino interpretar lo que la niña decía. Pero Teresa optó por dar las gracias y no continuar con su mensaje.
En su intervención, el Presidente Felipe Calderón retomó las palabras que Teresa no alcanzó a transmitir. «Una de las cosas que ella enfatizaba, y está en el documento que ella me ha proporcionado y leyó, es precisamente el derecho que tienen los niños a la educación.
«Ella se refiere específicamente a educación especial. Ella me hace saber que no hay escuelas más allá de la primaria que proporcionen educación especial, lo cual constituye una vejación de la cual, además, no tenía yo conocimiento», dijo. Teresa estudia en la única institución pública para sordos en todo Michoacán, una de las pocas que existen en México.
La política educativa para menores con discapacidad canaliza a los niños sordos a los Centros de Atención Múltiple, donde asisten pequeños con todo tipo de discapacidades. Según su maestra, Eliza beth Vega Mora, los grupos son de entre 11 y 13 niños, los profesores son especialistas en audición y lenguaje y en ocasiones la atención es personalizada.
Sin embargo, por lo general, cuando los niños se gradúan, no continúan con la educación secundaria, pues no hay intérpretes en las escuelas. A los que les va bien trabajan en empleos como carpintería e intendencia. La mayoría terminan siendo vendedores ambulantes.Teresa concluirá su ciclo escolar en 2010 y no sabe qué futuro le espera. Como muchos sordos, ella esperaría que se crearan escuelas especializadas para estudiantes sordos.
Según la Secretaría de Educación Pública, a través de las Unidades de Servicio y Apoyo a la Educación Regular (USAER) y en los Centros de Atención Múltiple se atiende a 20 mil 592 estudiantes sordos, pero en las escuelas regulares se carece de personal que conozca la lengua de señas y brinde terapia de lenguaje.
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