El armadillo o tatu-bola, como lo conocen en Brasil por su capacidad por encerrarse por completo en forma de pelota, fue elegido como mascota del actual Mundial de Fútbol. Sin embargo, este exótico animal, más allá de ser uno de los representantes emblemáticos de la fauna brasileña, se enfrenta al hecho de que actualmente es una especie en peligro de extinción. No obstante, pese a que el máximo organismo del balompié mundial prometió hacer esfuerzos para su conservación, aún no ha hecho nada al respecto de acuerdo con los reclamos de científicos y organizaciones.
En 2012, la Federación Internacional de Fútbol Asociación (FIFA, por sus siglas en francés) dio a conocer a Fuleco, un colorido armadillo inspirado en el Tolypeutes tricinctus, el emblemático animal con la capacidad de tomar una forma esférica que habita en la región mejor conocida como Caatinga, en el noreste de Brasil. Irónicamente, la misma propiedad que hace al armadillo de tres bandas tan adecuado como emblema de la Copa Mundial, también hace que sea la materia prima ideal para fabricar un bolsos de mano o como alimento. Es así que las fuerzas combinadas de la caza ilegal y la destrucción del hábitat han hecho de esta notable especie vulnerable a la extinción, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Inicialmente, los conservacionistas se mostraron optimistas acerca de la elección de la especie como mascota. Así, nació la esperanza de que la visión de Fuleco, rebotando por el escenario de la Copa Mundial, crearía conciencia sobre la difícil situación del armadillo de tres bandas y su hábitat natural. Sin embargo, existe una creciente preocupación de que Fuleco no está funcionando lo suficientemente bien para beneficiar al tatu-bola o a la Caatinga, publicó el diario británico The Guardian. El armadillo fue elegido como mascota, entre otras cosas, gracias a la campaña de la Asociación Caatinga, que defiende la conservación de la región en la que habitan los armadillos más amenazados. Sin embargo, de acuerdo con Ricardo Castro, director de la asociación, ellos no han recibido respuesta de la FIFA tras varios meses de intentar contactarlos y plantearle propuestas para apoyar la protección del tatu-bola, publicó el sitio español Materia.
Por su parte, el Gobierno de Brasil presentará en este mes, de manera paralela al Mundial de Fútbol, un plan para salvar de la extinción al armadillo, en el que se inspira “Fuleco”. “El objetivo es sacar al armadillo de la lista de animales ‘En peligro’ y que pase a categoría de ‘Vulnerable’. Es un gran desafío”, dijo Flávia Miranda, bióloga de la Universidad Federal de Minas Gerais, y una de las coordinadoras del proyecto. Por otra parte, Miranda asegura que la FIFA no apoya ningún proyecto. Mientras tanto, no deja de beneficiarse. “Gana mucho dinero pero no apoya. Hemos buscado a la FIFA, pero no dio atención alguna”, dijo.
La organización deportiva, por su parte, se regodea, y sí cree que la elección del armadillo como mascota contribuyó a “aumentar la concienciación en Brasil” sobre la vulnerabilidad del animal, según un comunicado enviado a la agencia EFE. Si bien la FIFA admitió que no tomó medidas directas aún, hizo que uno de sus patrocinadores, la fabricante de neumáticos Continental, financiara a la Asociación Caatinga.
Lo cierto es que la Caatinga sigue desapareciendo y con ella el armadillo, el cual “está en grave peligro y si no se hace nada el animal desaparecerá en menos de 50 años”, dio a conocer la UICN en un informe. El armadillo de tres bandas es un mamífero endémico del noreste de Brasil cuyo mayor hábitat es la caatinga, una región árida de matorrales considerada como el ecosistema menos protegido del país.
De acuerdo con la revista Biotropica, sólo el 4.6 por ciento de la superficie donde vive el armadillo está protegida, lo que se reduce a sólo 731 mil 981 kilómetros cuadrados. Para defenderse, este animal de 40 centímetros de longitud se recoge bajo su caparazón formando una bola casi perfecta, de ahí que los locales se refieran a él por el nombre de “tatu-bola”, una denominación con claras reminiscencias futbolísticas que le vino como anillo al dedo a los organizadores del Mundial. En la última década el armadillo perdió el 50 por ciento de su hábitat debido a la deforestación, la caza y la degradación de su entorno, lo que puso en peligro la supervivencia de la especie.
Fuente: Sin Embargo