Jóvenes de Brasil y Colombia, países que han enfrentado los efectos de la violencia generada por el crimen organizado, recomendaron a México aprender de la historia y evitar errores que aumentan el riesgo de los jóvenes de caer en grupos delictivos o sufrir violaciones a sus derechos.
Fernanda Nacif, de Brasil, y Gabriel Casabianca, de Colombia, coinciden en que la mejor alternativa que tienen los Estados para ser competencia del crimen organizado frente a la juventud es la educación y la apertura a que jóvenes participen en políticas públicas, diseñándolas y ejecutándolas.
Ambos visitaron México invitados por las Naciones Unidas para participar en un taller sobre los derechos humanos de los niños, niñas y adolescentes en el marco de la Segunda Conferencia Regional sobre Derechos Humanos de la ONU para Jóvenes de Latinoamérica y el Caribe.
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