Por: María José Evia H. Google
Sí. No solo existe el greenwashing, en el mes de octubre también hay que cuidarse del pinkwashing. Con una sola visita al supermercado podemos notar que las campañas sociales que apoyan la lucha contra el cáncer de mama ya están funcionando a todo vapor, pintando pasillos enteros de rosa.
Sin embargo, así como no todo lo que es verde es sustentable, no todo lo rosa es responsable. Algunas empresas no respaldan sus coloridos productos con iniciativas reales de ayuda, o simplemente no comunican de qué forma apoyarán la investigación o el tratamiento contra el cáncer y esto es lo que llamamos pinkwashing
El proyecto Think Before you Pink, de Breast Cancer Action, señala en su página web que son cuatro las preguntas que nos debemos hacer antes de comprar un producto con un lazo rosa:
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1. ¿Cuánto dinero se donará a la causa?
Los consumidores pensamos que cada vez que elegimos un empaque con el símbolo de la lucha contra el cáncer de mama estamos haciendo una contribución directa, pero no en todos los casos es así. Es posible que la empresa solamente esté mostrando solidariad, o que planee hacer una donación fija, sin importar cuánto se venda su producto. Por eso, es más seguro invertir en marcas que aclaren cuál será su método para donar.
De esta manera, es posible decidir no comprar el producto (si el porcentaje que se irá a la causa es muy bajo o simplemente no se tiene la información) y mejor hacer una donación personal a una institución respetada.
Ejemplo: Recientemente compartimos en Twitter la imagen del papel higiénico Cotonelle, que incluye el color rosa y el icónico lazo que simboliza la lucha contra el cáncer de mama, pero no contiene ningún tipo de información extra que nos haga saber si la compra del producto realmente hace una contribución importante a la causa.
Kleenex lanza su Cottonelle rosa para concienciar sobre el cáncer de mama durante octubre. #RSE pic.twitter.com/dN9qoIq1oh
— Expok (@Expok) September 28, 2013
2. ¿Qué organización se quedará con el dinero?
Además de saber qué porcentaje de tu compra se donará, es importante saber a qué organización llegará este dinero. Algunas hacen un muy buen trabajo de prevención, pero no invierten en investigación o tratamiento, mientras que otras dan una cobertura más amplia al problema. Antes de comprar un producto, es mejor fijarse en qué tipo de organización recibirá el dinero y, de ser posible, investigar un poco sobre ella.
Ejemplo: todos los años, la Fundación Cima*ab publica cuáles serán las empresas que apoyarán su trabajo durante el mes de octubre, y los empaques de todos sus productos cuentan con el logotipo de la reconocida organización.
3. ¿Hay un límite de donaciones?
Según Think Before you Pink, algunas compañías sí donan un porcentaje de las ventas de sus productos, pero ponen un límite a la cifra final. Una vez que se llega a esta cifra, los productos se continúan vendiendo, pero todas las ganancias son para la empresa.
Ejemplo: En 2010, Reebok lanzó una línea conmemorativa de tenis y equipo en color rosa. Una parte de las ventas se donó a la Cruzada Avon, pero se fijó un límite en los 750 mil dólares, sin importar cuántos productos se vendieran.
4. ¿Contiene el producto ingredientes que hayan sido ligados al riesgo de padecer cáncer?
Este último punto es sorprendente pero cierto: algunos productos que dicen apoyar la lucha contra el cáncer contienen elementos dañinos que han sido relacionados con el riesgo de padecer esta enfermedad. Así que antes de comprar hay que analizar los componentes e investigar a la marca, para saber si ha tenido problemas con este tipo de tóxicos.
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Excelentísima reflexión, María José. Gracias por hacerla pública. Es cierto, necesitamos todos y todas entender, por un lado, qué estamos haciendo (la empresa); la clientela, qué sentido tiene nuestra compara y el resto de la sociedad que ve ese tipo de promociones, que aprenda a distinguir también entre, solidaridad, apoyo (y de qué tipo y con qué alcance) y contribución a la prevención y/o atención.
Saludos cordiales,
Muchas gracias por tu comentario, Marisela. Saludos!