El pasado mes de octubre, la organización ambientalista Greenpeace visitó ocho predios en diferentes estados para documentar la efectividad de las campañas de Proárbol y encontró que sólo 7.6 por ciento de los árboles plantados están en condiciones adecuadas para sobrevivir un año más.
Al día siguiente la Comisión Nacional Forestal salió en defensa de Proárbol señalando que del total de los árboles sembrados a través de dicho programa en el 2007, el 58 por ciento sobrevivió.
La pregunta es: ¿A quién le creemos como ciudadanos?