En la Conferencia Mundial de la Juventud 2010, se abordarán las principales temáticas sobre juventud y desarrollo. En este sentido, dicho magno certamen, que tendrá lugar en Guanajuato, México del 25 al 27 de agosto, es una oportunidad para que los gobiernos, organismos internacionales gubernamentales y no gubernamentales y la sociedad civil, intercambien puntos de vista, experiencias y conocimiento que nos conduzcan a la elaboración de estrategias que coadyuven a mejorar la calidad de vida de los jóvenes en todo el orbe. Los jóvenes representan el porvenir de nuestros pueblos y en muchas sociedades, se les niegan las oportunidades para el adelanto social, económico y político, y son frecuentemente excluidos de la participación en discusiones y debates sobre los asuntos que más afectan su futuro.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) estima que hoy en día hay mil millones de jóvenes que viven en el mundo. Eso significa que una persona de cada cinco, aproximadamente, tiene entre 15 y 24 años, o que el 18% de la población global son jóvenes. La mayoría de éstos, viven en países en vías de desarrollo (casi el 85%), con aproximadamente el 60% en Asia solamente. El 23% restante vive en las regiones de África y América Latina y el Caribe. Para el año 2025, el número de jóvenes que vivirá en países en vías de desarrollo crecerá en un 89.5%, y en muchos casos, vivirán marcados por la pobreza y las limitaciones y dificultades que ésta implica. Por consiguiente, es indispensable tener en cuenta a esta capa de la población en las políticas públicas y en la agenda de desarrollo en cada país y así seguir avanzando para que este sector tenga una mejor calidad de vida en el presente y el futuro.
La actual situación de pobreza e inequidad que se enfrenta en diferentes latitudes del planeta, pone en grave peligro el desarrollo de la juventud. La mayoría de las personas pobres tienen menos de 30 años de edad y afrontan dramáticas dificultades en la satisfacción de sus necesidades y el acceso a los servicios básicos. Apesar de los grandes esfuerzos emprendidos por los gobiernos y la sociedad civil en los últimos años y de los notables avances obtenidos, todavía existe una desigualdad de oportunidades, marcada por la brecha entre pobres y ricos, y ello amenaza la estabilidad, la sostenibilidad del desarrollo social y consecuentemente la gobernabilidad. En efecto, este escenario perjudica de manera particular a la población joven. La pobreza y la exclusión en general, pero especialmente cuando éstas involucran a los jóvenes, además de ser deudas sociales pendientes, representan un riesgo para la gobernabilidad y la democracia.
Sin embargo, existe un reconocimiento y una conciencia cada vez mayor acerca de la necesidad de diseñar políticas públicas enfocadas en el bienestar de la juventud. En todo el mundo, se ha reconocido la importancia y urgencia que tiene crear programas que promuevan la inclusión de esta población; así como la incuestionable ventaja de invertir en ella como única garantía para asegurar la sostenibilidad de nuestras sociedades. Qué mejor muestra de esto que la realización de la Conferencia Mundial de la Juventud.
La juventud representa el futuro del mundo; por lo tanto, hay que facilitarles sus derechos y oportunidades a una edad temprana. Al mismo tiempo se debe promover una activa participación de los jóvenes en la vida nacional, por medio de renovados procedimientos y mecanismos que les permitan actuar libre y conscientemente.
Al respecto, la Organización de los Estados Americanos (OEA) tiene un enfoque orientado a la juventud, es un punto de vista integral y transversal para hacer participar, involucrar, responder y empoderar a los jóvenes en el hemisferio. El desafío de la Organización es analizar los asuntos interamericanos a través del punto de vista de la juventud y así poder orientar mejor los esfuerzos de la OEA para promover igualdad, desarrollo integral, seguridad en el hemisferio y gobiernos democráticos, que habiliten a los jóvenes ciudadanos del hemisferio a poder desarrollarse en libertad, a expresarse plenamente, a elegir y ser elegidos, a crear empresas productivas, a desarrollarse a su libre y responsable albedrío.
Por estas razones, la OEA celebra y apoya la realización de la Conferencia Mundial de la Juventud, que —sin lugar a dudas— nos llevará a la creación de alternativas para colaborar y avanzar en la agenda de la juventud y el desarrollo en el mundo, y que tiene fijadas sus esperanzas y expectativas en las nuevas generaciones. * Representante de la OEA en México y ex Canciller del Perú
Fuente: La Crónica – crónica especial, p. 14
Autor: Óscar Maúrtua de Romaña
Publicada: 2 de agosto de 2010