La OMS recomienda al menos 9 m2 de espacios ajardinados por habitante
El problema radica en la mala planeación urbana que data de años atrás, luego de que se privilegiara la construcción de calles sobre plazas, de puentes sobre parques, de estacionamientos sobre jardines. La costumbre de mantener un zócalo al centro del pueblo, lleno de árboles y frente a una iglesia, se perdió, pese a que eran esos los espacios en donde además de tomar un respiro del ajetreo cotidiano, los habitantes disfrutaban de la vuelta al kiosco e invertían su tiempo libre.
Hoy 25 millones de personas en México habitan en ciudades con una competitividad más baja que el promedio, por el poco acceso a los servicios públicos y al porcentaje de áreas destinadas al esparcimiento, según el Instituto Mexicano para la competitividad (IMCO).
Esto se debe en parte al poco interés de las autoridades en abordar el tema, ya que no es considerado un asunto de salud pública y de seguridad. De las distintas metrópolis del país, solamente 36% cuenta con un instituto municipal de planeación; 28% tiene reglamento de municipalización, y 26% un reglamento de convivencia vecinal.
A pesar de que más de 70% tiene normas de desarrollo urbano, apenas 14% tiene mecanismos jurídicos e incentivos financieros para aprovechar parques y jardines.
El problema de los desarrollos habitacionales va mucho más allá . Y es que, por un lado, los constructores no se han visto obligados a destinar espacios el esparcimiento y, por el otro, se han otorgado permisos de edificación en áreas protegidas, convirtiendo bosques en interminables conjuntos inmoviliarios, pastizales en pequeñas casas, y cubriéndolos con planchas de cemento; a lo anterior, deben sumarse las severas complicaciones que implica hacer viviendas cada vez más lejanas de la mancha urbana.
Actualmente, 14% de los hogares urbanos del país continúan sin acceso a agua potable, y 11% está desconectado de la red de alcantarillado. Para el mantenimiento de las áreas verdes , sólo 35% de las aguas residuales recibe tratamiento, muy por debajo de otras urbes, como las existentes en China, que tratan hasta 75% de sus aguas.
En el caso de la gran ciudad resulta alarmante: el Distrito federal , que alberga a cerca de nueve millones de personas, emplea 7.3% de su suelo a áreas verdes; de este porcentaje, casi 56% de las superficies son árboladas y 44% zonas de pastos y arbustos.
A nivel delegacional se muestran fuertes contrastes: por ejemplo, las demarcaciones Benito Juárez, Tlalpan, Cuahutémoc y Coyoacán tienen por encima de 74% de zonas arboladas; en cambio, Tláhuac sólo tiene un 4.4%.
La delegación Iztapalapa destaca debido a que 27% de sus áreas verdes son arboladas, por lo que destina poco menos de cuatro metros cuadrados por habitante, a pesar de que alberga a 20% de la población total del Distrito Federal; esta región representa 18% del total del suelo urbano, y no es novedad saber que es una de las más conflictivas.
Mientras que las zonas con menor índice delincuencial, como las delegaciones Cuahutémoc y Coyoacán, destinan cerca de 15 metros cuadrados de áreas verdes por habitante, representando en total 74% de zonas arboladas.
La falta de políticas públicas ambientales, de desarrollo urbano y humano, ha alejado a las ciudades de convertirse en verdaderas regiones competitivas, ya que no existe un equilibrio entre el aumento de la densidad urbana y la concentración de áreas verdes y de esparcimiento.
Fuente: Revista Equilibrio No. 53
Publicada: Enero de 2013
