Los negocios no han logrado alterar o revertir el modelo económico que afecta directamente al clima y fomenta la desigualdad. El daño social, contrario a lo que se busca, se está expandiendo.
A pesar de las promesas, compromisos y declaraciones, todos los ecosistemas importantes del planeta se encuentran en un estado de declive; los salarios promedio reales se han estancado durante décadas y las emisiones de CO2 continúan aumentando.
La realidad es que las compañías no están haciendo lo suficiente, y hoy más que nunca es el momento de avanzar. La pregunta clave es: ¿realmente podemos presionar a las empresas a ser más sustentables?
Las organizaciones pueden intensificar su esfuerzo, pero ¿lo harán? Nunca antes las compañías habían sido tan rentables y sin embargo, no están haciendo lo suficiente por el planeta: se habla mucho más de lo que se actúa.
Tanto el gobierno como las empresas no han logrado abordar los mayores desafíos de hoy y tenemos una crisis climática inminente.
«¿Quién debe desempeñar el papel principal de liderazgo al abordar los impactos sociales y ambientales de cómo vivimos nuestras vidas? Y lo que es más importante, ¿cómo hacemos negocios?».
El papel de los negocios
Frecuentemente las empresas encuentran con facilidad soluciones para sus impactos, sin embargo en su mayoría éstos no son un «generador de dinero», o lo que es peor: interrumpe un flujo de efectivo comprobado. Por lo tanto las ideas se descartan, independientemente de los beneficios que pudieran derivar.
Tampoco sería justo ignorar los esfuerzos de algunas empresas. Impulsados por una expectativa clara o calculada de un rendimiento aceptable, algunos líderes harán todo lo posible para abordar los problemas locales o incluso regionales.
Tanto Patagonia como Nike reutilizan redes de pesca descartadas como parte de los insumos para el proceso de fabricación. Estos esfuerzos son admirables y merecen elogios, pero la contaminación del océano es un problema global y estos logros son de pequeña escala.
A pesar de que las corporaciones afirman que son expertos en escalar soluciones en todo el planeta, su historial de iniciativas de cómo reducir la contaminación plástica, proteger los ecosistemas y limitar las emisiones de carbono, ha demostrado ser un fracaso.
El gobierno tiene un papel muy importante
La realidad es que solo cuando los negocios están regulados con monitoreo y sanciones, se han producido cambios significativos.
En Canadá, las regulaciones gubernamentales de carbono han impulsado los negocios y, si bien aún no es suficiente para forzar los cambios necesarios basados en la ciencia para proteger el clima, según el nuevo informe del IPCC, ha movilizado a las empresas en una dirección positiva.
No se puede presionar demasiado
Si se presiona demasiado a las empresas y se les imponen gran cantidad de regulaciones, se provocará que no continúen participando.
Todo esto significa que se tiene que encontrar algún acuerdo sobre el nivel de urgencia para las regulaciones en primer lugar.
Una vez que se responden las preguntas sobre la urgencia, será posible analizar y aprender de ejemplos en los que la regulación excesiva pudo haber causado que las organizaciones abandonaran una jurisdicción o país en particular.
Por otra parte si se necesita llegar a un consenso es que las medidas son inaceptables y las implicaciones del fracaso son impensables.
No hay suficiente tiempo para experimentar
La idea de que no se pueden presionar demasiado las compañías porque probablemente se deslinden del compromiso es una posición conveniente para las empresas obsesionadas con las ganancias.
Esencialmente, deja la elección de cómo combatir el cambio climático en manos de una entidad patológica que tiene una mentalidad única en su esfuerzo por aumentar continuamente las ganancias de los accionistas.
Se necesitan ideas que no interfieran demasiado con las ganancias de las empresas, al tiempo que aceptan acciones que son esencialmente ineficaces, y esperan que de alguna manera el problema del clima no empeore por completo.
Soluciones
Es importante aproximarse al cambio climático de manera integral, pero las organizaciones en general no tienen el alcance necesario. Los negocios están impulsados por las ganancias, por lo que el cambio no ha sido como se espera hasta ahora.
Algunas cosas simplemente no son adecuadas para que las compañías las aborden, especialmente cuando escalar este tipo de soluciones es tan importante.
Si se trata de desafíos que no tienen un caso comercial claro, la regulación centralizada es la mejor opción, ya que las empresas han demostrado que no pueden hacer el trabajo.
La crisis climática requiere un enfoque coordinado. Dado que todos los países importantes no están cumpliendo con sus compromisos no vinculantes de París, el siguiente enfoque son las regulaciones país por país, e incluso impuestos si eso es lo que hace que las corporaciones cambien.
¿Qué crees tú? ¿Se puede realmente presionar a las empresas a ser más sustentables? ¿Qué hay que hacer para que veamos resultados? Te leemos en los comentarios.