Matt Jackson, director de Cambio Climático para la Unión Europea de la Secretaría de Relaciones Exteriores del Reino Unido, dijo en entrevista que “está comprobado que una economía verde sí crea empleos, y que el consumo de productos sustentables así favorece el crecimiento económico del país, y no es lo contrario, como aún piensan algunas empresas”.
Comentó que México es uno de los países con mayor interés en desarrollar el tema, por lo que él y Lord Deben, presidente de la Organización Global de Legisladores para un Medio Ambiente Equilibrado (Globe), vinieron aquí a petición de senadores y diputados mexicanos para establecer una oficina de Globe en México.
También se reunieron con empresarios para intercambiar información y conocer las soluciones que el sector “necesita para transitar a una economía de alto crecimiento y bajas emisiones de carbono”.
Explicó que no existe un estimado de cuánto dinero y tiempo deben destinar las empresas para mejorar sus sistemas operativos, sin embargo, reiteró que el primer paso lo debe dar el gobierno con la aplicación de una legislación.
Aseguró que la mitad de las empresas a las que se propone cambiar sus operaciones la aceptan; el resto se mantiene renuente.
Jackson recordó que en su país fue aprobada en noviembre de 200 la legislación Climate Change Act, con la que se prevé reducir 80 por ciento las emisiones de dióxido de carbono para el año 2050. Ahí se establecen los niveles de gases invernadero que las empresas pueden emitir a la atmósfera.
Alerta
Cualquier país que se preocupe del medio ambiente, comentó, deberá tener mayor cuidado en el desarrollo de su infraestructura, particularmente en la del sector energético.
“Las decisiones en infraestructura que tomen los gobiernos ahora van a determinar el futuro de sus ciudadanos para los próximos 50 años, por ello se debe ampliar la cultura de cuidar el medio ambiente”, externó.
Sobre la industria del transporte, dio que en particular, la aviación tiene muchas opciones para participar del cambio climático, una de ellas es establecer una cuota en los boletos de avión, la cual será considerada por el pasajero como un cobro por la contaminación que se emite por ese viaje. Esto ya lo aplican algunas aerolíneas británicas; también se pueden modificar los motores de los aviones para que puedan consumir biocombustible.
En el caso del autotransporte, explicó, la logística es fundamental para evitar el gasto innecesario de combustible.
Fuente: El Financiero; Negocios, p. 19
Autor: Margarita Solis Peña
Publicada: 3 de Septiembre 2010