El oxígeno es esencial para la vida humana, sin él no podríamos vivir; sin embargo, también está involucrado en reacciones tóxicas en el cuerpo. Existe evidencia de que el daño a los tejidos corporales inducido por el oxígeno puede acumularse y contribuir de manera importante al proceso de envejecimiento, y al desarrollo de enfermedades degenerativas, incluyendo enfermedades cardiovasculares, cáncer, cataratas, mal funcionamiento del sistema inmune y enfermedades del sistema nervioso relacionadas con la edad.
Hay un proceso oxidativo que se da de manera natural en nuestro cuerpo, durante este proceso el oxígeno genera daños en las células del cuerpo. Para prevenir este impacto, existen sustancias llamadas antioxidantes; estos compuestos se encuentran en algunos alimentos y nos ayudan a prevenir los efectos negativos del oxígeno. Además pueden ayudar a mejorar la función inmune e incluso disminuir el riesgo de infecciones y algunos tipos de cáncer.
El daño que causa la oxidación es un fenómeno muy familiar que podemos observar cuando al pelar una manzana se oscurece y cambia su apariencia. Sin embargo, cuando se sumerge la manzana en jugo de limón o naranja, que contienen vitamina C, ésta se mantiene blanca. Algo muy parecido ocurre en nuestro organismo cuando consumimos antioxidantes.
Entre los principales antioxidantes se encuentran:
Carotenoides
Son un grupo de pigmentos rojos, naranjas o amarillos que se encuentran en los alimentos de origen vegetal, en particular en frutas y vegetales.
El beta caroteno es el más conocido, pero en realidad en el mundo vegetal existen más de 600 carotenoides como son: alfa carotenos, beta carotenos, beta xantinas, licopenos, luteínas y zeaxantinas. Para identificar algunos de los alimentos que los contienen, busca aquéllos que sean de color anaranjado, rojo o amarillo intenso como: chabacano, melón, mango, zanahoria, pimiento, camote, brócoli, lechuga orejona y espinacas.
Vitamina C
Es una vitamina hidrosoluble, es decir que se disuelve en el agua y por lo tanto el exceso se elimina por la orina. Durante muchos años se le atribuyó esta vitamina el poder de prevenir o curar el resfriado común. Hoy se sabe que dosis elevadas de esta vitamina pueden tener un ligero efecto antihistamínico y, por lo tanto, acortar la duración del catarro y aliviar algunos de sus síntomas.
Como esta vitamina no se almacena en el cuerpo, es necesario consumirla diariamente a través de verduras y frutas frescas. Algunos de los alimentos que la contienen son frutas especialmente las cítricas, vegetales como jitomates, vegetales de hoja verde, brócoli, coliflor y cereales fortificados.
Vitamina E
Al ser una vitamina de tipo liposoluble, se encuentra principalmente en alimentos con alto contenido de grasa como los aceites vegetales, semillas, nueces como avellanas, almendras y cacahuate, y otros alimentos como el germen de trigo, productos de granos integrales.
La vitamina E es adicionada a ciertos productos procesados como conservador. En los aceites vegetales, las nueces y las semillas, la vitamina E previene la oxidación de las grasas insaturadas que contienen.
Los antioxidantes se complementan entre sí y ya que trabajan juntos, el exceso o deficiencia de uno puede inhibir los beneficios de otros. La mejor forma de mantener un buen estado nutricional de antioxidantes es a través del consumo una dieta variada y balanceada.
Fuente: INSK
