Existen muchos modelos para crear una empresa con propósito, desde crear un negocio social hasta convertirla en una Empresa B o adoptar el esquema «uno a uno» popularizado por Toms, entre otros. Ahora, una compañía propone una nueva idea: vender un producto de calidad para después donar el 100% de sus ganancias a una buena causa, con el objetivo de erradicar por completo el hambre en el mundo.
En su campaña para el sitio web de crowdfunding Indiegogo, imprint Hat Company se define como un «esfuerzo colaborativo de un gran número de emprendedores y activistas jóvenes de Estados Unidos y Canadá.» Según sus creadores, eligieron la moda como el vehículo para su empresa, ya que venden gorras, pero lo importante es su misión de usar su modelo para atacar algunos de los grandes problemas sociales de la actualidad.
Este modelo combina lo mejor de las empresas con lo mejor de las ONG. Las primeras suelen vender buenos productos pero su principal meta es generar mayores ganancias, no ayudar a los demás, mientras que las segundas tienen un importante impacto positivo en la comunidad, pero dependen de donaciones y recaudaciones de fondos para continuar su trabajo.
Lo que imprint Hat Company quiere ser «una compañía sin fines de lucro autosustentable, dirigida a atacar las empidemias mundiales una a una.» Esto lo hace a través de las ventas de sus gorras, donando el 100% de las ganancias generadas por la venta de cada producto a organizaciones que luchan contra el hambre tanto en Estados Unidos como en el mundo. El 50% se destina a alimentar a un niño hambriento en la misma área en la que se vendió el producto, mientras que el otro 50% se dona a One Day’s Wages, OSC que alimenta a niños en países en desarrollo.
Byron Wiebe, uno de los activistas fundadores admitió en entrevista con Fast Company que el principal reto de la iniciativa es planear y presupuestar, ya que al no aceptar donaciones y no ser una fundación, imprint Hat Company tendrá mayores gastos que una OSC pero no gozará del flujo de caja de una empresa común.
La publicación también señala que otro problema es que este modelo, lo mismo que el «uno por uno» de Toms, no acaba con los problemas económicos que causan la pobreza, sino que funciona como un paliativo. Funcione o no esta idea, es interesante ver cómo cada vez son más los emprendedores que miran hacia lo social y también los activistas que usan las herramientas del mercado para solucionar problemas sociales y ambientales, tratando de acabar con la dependencia en la recaudación de fondos.
