Por: Emilio Guerra Díaz
La semana pasada estuvo en México Melinda Gates, esposa de Bill y cofundadora de la fundación privada con mayor fondo patrimonial del mundo. La filántropa participó en la Conferencia Global Sobre Salud Materna y Neonatal, pero la cobertura de medios de comunicación fue muy discreta.
Al revisar los periódicos y otras fuentes de información, se pudo apreciar que La Jornada publicó una nota el miércoles 21 de octubre donde aparece una foto de la norteamericana Melinda Gates con la Dra. Mercedes Juan, titular de la Secretaría de Salud. Resulta curioso el título que el editor quiso poner a la foto: “Atención integral a preñez en menores”, como si fuese un motivo de orgullo atender a adolescentes, casi niñas, que han quedado embarazadas.
Resulta que uno de los legados de los dos sexenios panistas fue una modificación severa del ritmo en el descenso del crecimiento de la población en México, inercia que venía a la baja pero con los panistas se detuvo e incluso provocó un nuevo repunte en el crecimiento poblacional. Las decisiones panistas en materia de población hoy significan que en promedio cada año se sumen 2 millones de habitantes más, miles de ellos provenientes de una madre casi niña o adolescente que no lo decidió así.
Tanto Vicente Fox como Felipe Calderón, fieles a sus convicciones religiosas, incidieron en política pública de manera negativa, al menos en dos omisiones que hoy se manifiestan en graves problemas como es el de niñas y adolescentes que al inicio de su vida sexual no recibieron información alguna, ni tuvieron a la mano metodología anticonceptiva y hoy son madres jóvenes.
Como se advierte, la primera omisión fue la de continuar con el ritmo a la baja del crecimiento poblacional. El Consejo Nacional de Población, a pesar de existir en estos dos sexenios, prácticamente nunca protagonizó ninguna relevante acción en sus inherentes responsabilidades y funciones. Fue solamente espectador y un escriba de datos sobre el comportamiento del número de habitantes. Nunca hubo siguiera una campaña nacional o por lo menos un anuncio de “la familia pequeña vive mejor”, ni algo parecido.
La segunda omisión quizá fue más dañina: pese a existir necesidades de orientación e información sobre sexualidad dirigida a jóvenes, el gobierno federal no emprendió acciones de prevención ni de apoyo a las niñas y mujeres adolescentes sobre vislumbrar su futuro fuera de la maternidad como única opción.
En contraste, los gobiernos perredistas avanzaron. Por ejemplo, en el Distrito Federal, se estableció la interrupción legal del embarazo, que no puede verse como una opción anticonceptiva, como un método de planificación familiar ni como una decisión de política pública poblacional (sus promotores le ubican dentro del interés de la salud femenina). Este partido tampoco emprendió acciones efectivas de natalidad con una posición clara, fuese a favor o en contra.
En otras palabras, mientras los gobiernos panistas asumieron una clara posición pro natal y regresaron al país al criterio “los hijos que Dios te dé” (sin importar tu edad); los perredistas ni siquiera definieron una posición respecto al crecimiento poblacional ya que dirigieron sus esfuerzos a defender derechos de mujeres y minorías, lo cual no puede ser reprochable, pero sí faltó atención integral a adolescentes respecto al ejercicio de su sexualidad ofreciendo guías y recursos adaptados a las tendencias sociales de libertad e igualdad en el ejercicio de la sexualidad que van tomando fuerza en el mundo, por lo menos en el occidental.
Pese a que no se vislumbre, miles de organizaciones de la sociedad civil e incluso fundaciones empresariales e independientes han ocupado espacios para atender a niñas, adolescentes y mujeres complementando esfuerzos públicos pero se requiere una participación integral definida en una política pública que aliente la responsabilidad social en la maternidad y paternidad.
Desde el Consejo Directivo
No puede olvidarse el importante papel que jugó en las décadas de los sesenta y setenta, antes del cambio de política pública en materia de población, de la Fundación Mexicana para la Planeación Familiar, MEXFAM, dijo el presidente del Consejo Directivo. Esa organización fue pionera en ofrecer servicios dirigidos a la mujer para que pudiera tomar la decisión respecto al ejercicio de su sexualidad, el número y espaciamiento de sus hijos. Hoy no lo vemos, pero en aquellos ayeres, miles de hombres se sentían amenazados ante la posibilidad de que su pareja tuviera esa independencia. El temor de perder el dominio de la voluntad sobre un cuerpo que no es suyo, mostraba las inseguridades del varón respecto a supuestas infidelidades y “libertinaje” sexual. Hoy MEXFAM se caracteriza por dar un servicio integral a miles de adolescentes que se acercan a los consultorios médicos que opera.
El director de la organización expresó que se ven ya avances en materia de protección civil en México, pues con la amenaza del huracán Patricia hubo una anticipada acción de prevención, apertura de refugios, información oportuna, voluntarios de la Cruz Roja Mexicana y otras organizaciones estaban listos para actuar. Afortunadamente para el país, no fue tan devastador como se esperaba.
«¡Caray, qué trabajo tan comprometido el de la Fundación Alfredo Harp Helú!», dijo la secretaria del Consejo Directivo al señalar a sus colegas que sigue apoyando a miles de artesanos en Oaxaca para mejorar el circuito de producción, comercialización, preservación y atesoramiento. Pero también la fundación invertirá para crear una hemeroteca de primer mundo.