En un mundo donde las mujeres han vivido y trabajado a la sombra de los hombres, el espíritu empresarial parece haberse convertido en una herramienta para reducir la brecha de género en el mundo laboral; durante los últimos 17 años el número de emprendedoras ha aumentado de forma espectacular y todo parece señalar que finalmente las mujeres han encontrado la forma de reducir la desigualdad salarial, hasta que alguien revisa sus propios cheques de pago.
La brecha salarial es un hecho bien conocido en todo el mundo, las mujeres ganan hasta un 30% menos que sus colegas hombres por el mismo trabajo y tienden a concentrarse en los sectores peor pagados del mercado laboral; esto debido a que con frecuencia sus prioridades se encuentran centradas en la familia y carecen de confianza para negociar mejores salarios. Las mujeres son discriminadas ya sea de forma deliberada o inconsciente. Sin embargo esas razones no explican por qué las emprendedoras que pueden establecer sus propios salarios optan por pagarse a sí mismas entre un 27 y un 30% menos que los empresarios hombres, según un estudio publicado en Fast Company.
El emprendimiento social a nivel global es un sector comprometido a resolver grandes problemas y erradicar las desigualdades, pero las mujeres que dirigen sus propias empresas sociales han comenzado ya a engendrar sus propias brechas. Curiosamente este no parece ser un problema para su felicidad, ya que las emprendedoras sociales generalmente están más satisfechas con su vida laboral que sus colegas masculinos. Esto proporciona la primera evidencia de la paradoja planteada en un informe reciente del investigador Saul Estrin, profesor de la Escuela de Negocios de Londres, la Universidad de Aston y la Universidad Amberes. Las mujeres están motivadas de forma distinta a los hombres y consideran su salario menos importante que la satisfacción y el impacto social.
Las mujeres son probablemente menos afectas al riesgo que los hombres, mantienen más dinero en el negocio hasta que están seguras de que funcionará y suelen apostar por empresas más pequeñas, por lo que sus ingresos y ganancias son considerablemente menores. Esto puede deberse a que las mujeres eligen hacer frente a problemas sociales más difíciles, por lo que les resulta más complicado tener éxito y obtienen un menor rendimiento financiero.
Hablar de la brecha salarial en los medios de comunicación y en la sociedad en general, por lo general conduce a gritos de injusticia, pero ¿hay algo más grande detrás de esta paradoja de pago? ¿están las mujeres predispuestas a ganas menos? Esto implica que la desigualdad salarial está mucho más arraigada de lo que muchos creían y probablemente no será erradicada por completo. El emprendimiento, en teoría, debe nivelar la diferencia de retribución y ofrecer elementos para generar igualdad de oportunidades, pero la investigación ha demostrado lo contrario, las mujeres empresarias firman sus propios cheques de pago y sin embargo la brecha salarial perdura.
Fuente: Fast Company