Sabemos que la presencia de mujeres en puestos de dirección se relaciona con un mejor desempeño financiero por parte de las empresas, ¿pero qué pasa cuando ellas forman parte de los equipos de responsabilidad social y sostenibilidad corporativa? Un texto reciente hace un intento por responder esta pregunta.
Según Alice Williams, experta en comunicación escribiendo para Triple Pundit, la RSE y las mujeres deben ir mano a mano cuando una compañía está en verdad comprometida. De acuerdo con sus datos, el 86% de las mujeres en Estados Unidos se negarían a trabajar con una empresa con mala reputación, por lo que las compañías deberían aprovechar las habilidades de sus colaboradoras para incorporar su visión responsable al modelo de negocios de la empresa.
Es fácil crear un departamento de RSE, pero es muy difícil crear un programa que en verdad sea significativo y esté relacionado con la estrategia general, para esto se necesita que tanto los ejecutivos como el personal de Recursos Humanos esté en verdad involucrado con la creación de un equipo de trabajo que sea valioso y pueda llevar al día a día las ideas abstractas de sustentabilidad, algo que muchas mujeres podrían hacer bien.
El texto sugiere que las mujeres en posiciones de poder dentro de la RSE pueden ayudar a crear iniciativas que puedan crear un cambio positivo para otras mujeres en el mundo. Un buen ejemplo de esto es el trabajo de Intel, empresa que cuenta con una iniciativa dedicada a aumentar la diversidad en el mundo de la tecnología a través de la inversión en empresas creadas por mujeres y otras minorías. Otra iniciativa, Global Girls & Women Initiative, es liderada por la ejecutiva Suzanne Fallender y ha participado en proyectos como el documental Girl Rising.
Otro ejemplo que proporciona Williams es el de Esteé Lauder, cuya estrategia de ciudadanía corporativa y filantropía es liderada por Nancy Mahon, y tiene como uno de sus principales ejes la lucha contra el sida en todo el mundo. En especial su marca de cosméticos MAC es reconocida por iniciar sus esfuerzos contra esta enfermedad desde 1994, mucho antes de que otros corporativos consideraran involucrarse. Anualmente, esta marca recauda alrededor de 50 millones de dólares, convirtiéndose en uno de los más grandes donadores en esta causa. La autora destaca que este es un compromiso real que no podría confundirse con iniciativas que son simple socialwashing.
Por supuesto, no basta con simplemente contratar a más mujeres y esperar que con eso mejore la calidad y el alcance de los esfuerzos responsables de la compañía. Se debe trabajar en crear una verdadera cultura de la diversidad y la colaboración que permita crear una estrategia de RSE que vaya más allá de lo superficial y aproveche los talentos de todo su equipo.