Asistir a un buen restaurante es uno de los grandes placeres de la vida, pero también se trata de una actividad que puede llegar a ser muy poco amigable con el ambiente, ya que en la mayoría de las ocasiones implica desperdicio de alimentos y de otros recursos, así como prácticas poco sostenibles para contar con el mismo menú en todas las estaciones del año.
La buena noticia es que en los últimos tiempos ha surgido una tendencia de restaurantes más sostenibles, ya sea por su mobiliario, su impulso a formas alternativas de comer o su menú con conciencia ambiental. Dentro de esta ola, en Reino Unido algunos establecimientos lujosos, e incluso con estrellas Michelin, pretenden eliminar las comidas a la carta para así reducir los desperdicios.
En conversación con The Telegraph, Kathryn Francis, copropietaria del restaurante The Checkers, en Gales, explica que eliminó el menú a la carta y lo reemplazó con menús de degustación, lo cual simplifica el manejo de desechos y hace más predecible la carga de trabajo.
«Con el menú a la carta nunca sabes cuántos clientes ordenarán soufflé de queso, así que tienes que cocinar suficientes (…) y al final de la noche siempre había comida que se va a la basura», señala Francis, añadiendo que a los comensales les importa la sustentabilidad quieren saber que los restaurantes a los que asisten tienen prácticas amigables con el ambiente. Además, por supuesto, de que esta medida ayuda a mantener saludables los márgenes de ganancias de los establecimientos.
El artículo cita a otros restaurantes que están tomando esta misma filosofía, argumentando que otra ventaja es que, aunque se ofrecen menos platillos, los que se hacen con seguridad serán de gran calidad.
Con todos estos cambios sucediendo en restaurantes tanto finos como populares no cabe duda de que la experiencia de cenar fuera va a transformarse en algo muy distinto a lo que vivieron otras generaciones, algo los comensales debemos comenzar a ver como un síntoma de que cada vez son más las industrias que se toman en serio la necesidad de cambiar nuestros hábitos de consumo para limitar la presión en nuestros recursos.