Una parte fundamental de la responsabilidad social corporativa es la implementación de políticas que permitan a las compañías ofrecer las mismas oportunidades de desarrollo a sus trabajadores independientemente de su género, religión u origen étnico. Sin embargo, de acuerdo con estudios recientes citados por Harvard Business Review, algunos de estos programas pueden volverse en contra de las mujeres y las minorías.
Esta afirmación, desde luego no se aplica a todos los programas de diversidad. Las autoras del estudio, Cheryl Kaiser, Tessa L. Dover y Brenda Major, aseguran que se trata de un problema encontrado en los programas más comunes, mismos que se basan fundamentalmente en políticas.
De acuerdo con las investigadoras, a menudo las empresas utilizan la sola presencia de un programa de diversidad como herramienta para evadir las denuncias por discriminación. «Incluso cuando existe una evidencia clara de la discriminación dentro de una compañía, la presencia de una política de diversidad lleva a las personas a descartar las reclamaciones de trato injusto», aseguran.
Otros hallazgos de la investigación apuntan a que el uso del lenguaje a favor de la diversidad en la comunicación de la compañía podrían llevar a los hombres blancos a considerar que los grupos vulnerables están recibiendo un trato más justo e incluso privilegiado.
De acuerdo con un estudio de OCC Mundial, el 54% de los hombres considera que no existe desigualdad en las condiciones laborales y el 62% incluso cree que las mujeres reciben mayor cantidad de permisos por parte de las empresas.
Las investigadoras consideran que las políticas de diversidad deben ser investigadas y evaluadas con regularidad a fin de que cada colaborador dentro de un espacio de trabajo pueda sentirse seguro, valorado y apoyado.
Por otro lado, en entrevista con INC. Kaiser afirmó que existen políticas que son eficaces para incrementar la diversidad demográfica, principalmente en compañías que han definido objetivos precisos en esta materia y ejercen la rendición de cuentas de forma transparente y con periodicidad.
Un ejemplo de ello son los programas que incluyen la capacitación adecuada del personal, programas de tutorías y grupos de trabajo diversos. Las políticas de diversidad escritas en papel no son suficientes, es necesario involucrar a todo el personal en el proceso y permitir que la presencia de grupos minoritarios al interior de la organización se viva día a día de forma natural.