La discriminación de género no sólo es un fenómeno social, también constituye un desafío económico para las mujeres y las empresas en donde se desempeñan. Y las cifras hablan de una alta exclusión. En México solo 3 por ciento de las mujeres participan en puestos de toma de decisión y negocios, según cifras de la Asociación Mexicana de Mujeres Ejecutivas (AMME).
Marcia Goraied, acaba de ser nombrada vicepresidente de Marketing y Comunicaciones de Ericsson para la región de Latinoamérica y comenta en entrevista que la inclusión de las mujeres es un esfuerzo que debe venir principalmente de la iniciativa privada, y en segundo plano, de la mujer misma.
“No se trata solamente de tener mujeres en posiciones de liderazgo, sino de un balance entre mujeres y hombres y que las cualidades de ambos puedan atraer un retorno financiero más grande para las empresas”, comentó.
De acuerdo con la Encuesta “Cuando las Mujeres Progresan”, elaborado por la consultora Mercer, actualmente el género femenino representa el 40 por ciento de la fuerza laboral promedio de las empresas a nivel global; sin embargo, a pesar de que las mujeres tienen 1.5 veces más posibilidades que los hombres de ser contratadas en niveles ejecutivos, abandonan los niveles más altos 1.3 veces más que ellos.
Leticia Narváez, líder del comité de comunicación de la AMME relata que aún cuando no vivió discriminación laboral, su tránsito en puestos de liderazgo le enseñó que el mundo de los negocios es principalmente cuestión de hombres.
“En un momento sentí que tenía que demostrar que era tan capaz como un hombre; en ese momento a los directivos les extrañaba ver a mujeres en puestos de alta responsabilidad y sentían que la mujer se podría quedar en niveles medios o mejor que se quedara en su casa”, manifestó.
Ellas lo hacen redituable
La segregación de la mujer como líder y tomadora de decisiones ya tiene un poderoso impacto económico. Un reporte de la consultora McKinsey indica que la inclusión de las mujeres en la cadena de producción agregaría 12 mil millones de dólares de crecimiento al Producto Interno Bruto Mundial (PIB).
“Tiene que ver con que la mujer ingresó al sector laboral en México mucho después que el hombre y por lo mismo tardó más en llegar a puestos de mayor responsabilidad y decisión y hay barreras como estereotipos de género, alta demanda de responsabilidad lo que lleva a la mayoría a decidir si dedicarse a la familia o más tiempo a sus carreras”, destacó Narváez.
Goraied toma el ejemplo de Suecia, país sede de la transnacional Ericsson para describir un modelo empresarial que incluye a las mujeres y les da beneficios suficientes que generan retornos importantes para la empresa.
“Muchas empresas en el sector impulsan tener mujeres por el beneficio que tiene cuando se respeta la diversidad no sólo de género, sino de edad y de otro tipo, Ericsson y muchas empresas buscan el talento; está comprobado los beneficios que tiene el tener a mujeres como líderes”, expuso.
Pero para que más mujeres tomen decisiones en México se requieren más que buenas intenciones. McKinsey detalla que para cerrar la brecha se necesitan incentivos financieros, tecnología e infraestructura, creación de oportunidades económicas y la creación de políticas y regulaciones tanto a nivel gubernamental como en las empresas.
No obstante, en México y en el mundo, la inclusión de la mujer de negocios se está llevando de manera lenta, pues sólo 9 por ciento de los corporativos brinda algún tipo de incentivo a sus empleadas, según la consultora Mercer.
“Hay factores complicados, pero una empresa que busque superarse buscará la inclusión y la diversidad”, finalizó Goraied.
Fuente: Alto Nivel