En su libro «Vayamos adelante», la COO de Facebook Sheryl Sandberg recuerda cómo toda la vida fue llamada «mandona», y que sus hermanos menores afirman haber sido sus primeros «empleados». Tomando esta anécdota, la ejecutiva acaba de lanzar una campaña llamada «Ban Bossy», que pretende prohibir el uso de esta palabra para referirse a niñas que presentan habilidades de liderazgo.
Según Sandberg, el uso excesivo de esta palabra para criticar a las jóvenes lanza un mensaje que les dice que su voz no importa, y que no deben intentar destacar. Por el contrario, cuando un chico tiene las mismas características, entonces es llamado un líder, y por lo tanto ellos continúan ese camino, mientras que ellas desde una edad temprana pierden el interés en el liderazgo.
La iniciativa cuenta con una página web que incluye recursos para empresarios, padres de familia y maestros, así como con vídeos y muestras de apoyo de personalidades del mundo de la política, el entretenimiento y los negocios. La cantante Beyoncé, por ejemplo, afirma: «I’m not bossy, I’m the boss» o «No soy mandona, soy la jefa».
«Ban Bossy» es una idea interesante, pero lo cierto es que, aunque fuera posible eliminar el adjetivo de los salones de clase, familias y parques infantiles, el concepto seguiría siendo un problema. Es decir, el verdadero cambio es mucho más profundo y no se trata solamente de las palabras que usamos sino del por qué las usamos.
