La conciencia ambiental se ha vuelto fundamental debido a la creciente amenaza del calentamiento global. Hoy en día, diversas iniciativas están en marcha para ayudar en la lucha constante contra el daño irreversible a nuestro planeta.
Desde la reducción del desperdicio de alimentos hasta la eliminación del uso de plástico y la toma de decisiones alimenticias más inteligentes, quizás te sorprenda que, además de ser beneficioso para el medio ambiente, adoptar una dieta sostenible puede ser igual de favorable para tu bolsillo, según Blue and Green Tomorrow.
¿Qué es una dieta sostenible?
Comprender qué es una dieta sostenible es fundamental para comprender por qué esta elección alimenticia es buena tanto para el medio ambiente como para tu bolsillo. Una dieta sostenible se basa en la idea de reducir el impacto ambiental de nuestros hábitos alimenticios, al tiempo que se promueve la eficiencia económica en la compra y consumo de alimentos.
La buena noticia es que no es necesario unirse a una organización profesional para ayudar y ser más sostenible. Hay muchas prácticas que se pueden llevar a cabo en casa para mitigar los problemas ambientales actuales. Y lo mejor de todo es que estas prácticas no solo son ecológicas, sino que también pueden ahorrarte dinero.
¿Por qué una dieta sostenible es buena para el planeta y tu bolsillo?
La forma en que elegimos alimentarnos no solo afecta nuestra salud individual, sino que también tiene un impacto significativo en el medio ambiente y nuestras finanzas personales. Para abordar esto, te proporcionamos cuatro razones de peso…
1. Reducir el desperdicio de alimentos
Muchos desconocen que el desperdicio de alimentos contribuye a la crisis del cambio climático en curso. Los alimentos en descomposición en vertederos liberan metano, un gas de efecto invernadero más potente y dañino que el dióxido de carbono. Lamentablemente, cuando se libera en el aire, permanece durante más de diez años y atrapa el calor del sol. Lo más triste es que se desperdicia aproximadamente un tercio de los alimentos producidos a nivel mundial, lo que equivale a alrededor de 1.3 mil millones de toneladas al año.
Además, cuando tiras comida a la basura, desperdicias los recursos naturales utilizados para producirla, principalmente energía, combustible y agua. Además de eso, si continuamos desperdiciando alimentos, degradamos numerosos terrenos para dar cabida a más vertederos.
Cuando prepares o compres alimentos, siempre considera tu capacidad de consumo. Comprar por impulso siempre te dejará con más de lo que necesitas. La clave es comprar alimentos antes de que tengas hambre. De lo contrario, con frecuencia terminarás comprando o haciendo más, lo que finalmente conduce al desperdicio y a un gasto innecesario en tu economía.
2. Eliminar el envase de plástico
Es un hecho conocido que los plásticos son uno de los contaminantes más notorios en todo el mundo. Lamentablemente, continúan amenazando el medio ambiente al propagar toxinas debido a que son casi indestructibles y difíciles de reciclar.
El plástico sigue siendo esencial para el envasado moderno, especialmente en el envasado de alimentos. Sin embargo, existen formas fáciles de reducir tu uso de plástico y tu producción de residuos. Por ejemplo, puedes llevar una bolsa reutilizable cuando compres alimentos en el mercado o en el supermercado para evitar el desperdicio de bolsas de papel o plástico de un solo uso. Si es posible, compra alimentos sin envases.
Otra excelente idea es llevar tu propio recipiente reutilizable cuando compres comida para llevar. De esta manera, ayudas a reducir la demanda de nuevas bolsas y envases de plástico de un solo uso.
Cuando lleves un recipiente reutilizable, asegúrate de que esté accesible. De esa manera, siempre estarás preparado para entregárselo a quienes preparan tu comida antes de que comiencen. Aunque muchos restaurantes y cafeterías ya han adoptado esta iniciativa, algunos aún no lo han hecho. Al optar por soluciones reutilizables, como bolsas y recipientes, no solo ayudas al medio ambiente, sino que también ahorras dinero a largo plazo al no tener que comprar envases desechables constantemente.
3. Tomar decisiones alimenticias más inteligentes
El cultivo de alimentos requiere recursos como tierra, agua y otros tipos de energía que contribuyen significativamente a todas las emisiones globales. La carne, en particular, genera el doble de contaminación que los alimentos de origen vegetal. La carne de res es el tipo de carne más intensivo en recursos y la más demandada en todo el mundo.
Las vacas requieren más tierra para cultivar los cultivos que las alimentan. Además, la tierra utilizada se sobreexplota, lo que resulta en la disminución de la salud del suelo y la biodiversidad. Cuando el pasto ya no puede crecer y nutrir a las vacas, los agricultores necesitarán otro pasto donde continúe el ciclo de sobreexplotación.
La adopción de alimentos de origen vegetal en tu dieta puede ayudar a reducir los ciclos viciosos involucrados en la producción de carne. Por ejemplo, algunas personas ahora incorporan una dieta cetogénica ecológicamente sostenible, optando por fuentes vegetales de grasas y proteínas, como nueces, tofu y aguacates.
Si no estás dispuesto a evitar por completo la carne, puedes empezar a probar productos cárnicos ecológicos. Muchas empresas alimentarias utilizan un enfoque sostenible para producir productos cárnicos como el beef jerky para ayudar al medio ambiente. El beef jerky es principalmente una fuente alta de proteínas, lo que es excelente para aquellos que se preguntan si es compatible con la dieta cetogénica.
4. Comprar en mercados locales
Por último, comprar en mercados locales y de temporada no solo reduce tu huella de carbono al requerir menos transporte de alimentos, sino que también puede ser más económico, ya que los productos locales a menudo son más accesibles en términos de precio.
Familiarízate con las frutas y verduras cultivadas localmente en tu área y cómpralas para reducir significativamente tus requisitos de transporte de alimentos. También es una excelente manera de apoyar a los agricultores locales.
Adoptar una dieta más sostenible puede parecer un pequeño paso para una persona, pero si todos tomamos estos pasos juntos, podemos hacer una diferencia significativa que podría salvar a nuestro entorno de las muchas amenazas agresivas que enfrenta. Una dieta sostenible es beneficiosa tanto para el planeta como para tu bolsillo, y estas acciones pueden contribuir al bienestar de todos.