Erika Barón
La publicación de la revista The Economist, que critica al presidente Andrés Manuel López Obrador al llamarlo “falso mesías”, deja ver algunos aspectos de la gestión presidencial relacionados directamente con asuntos de desarrollo sustentable, en particular en temas medio ambientales y de democracia.
De inicio destaca la tendencia de resaltar a un actor político que está justamente en el centro, esto nos habla de colores y texturas antiguas que representan a un mandatario mayor así como ideales de antaño.
“No es una imagen necesariamente afortunada, no retrata a un personaje sonriendo o vívido, es una foto que tiene un tono opaco que, si bien es una fotografía, está retocada para lograr una referencia a un busto escultórico; un hombre mayor con mirada ensimismada, ojos casi cerrados, rodeado de un halo que se asocia a algo sagrado y alineado a una idea de líder mesiánico”, explicó Iván Islas Flores, académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
Lo anterior se alinea a la idea que incluso ya estaba en el ambiente discursivo de tendencia populista desde las elecciones de 2018, y que en esta imagen se retoma por el propio registro textual donde el medio habla de un “falso mesías mexicano”, consideró.
PEMEX, un pilar en el gobierno de AMLO
Entre los elementos que rodean el busto, explicó el experto, podemos encontrar las imágenes que representan el tipo de tecnología que implica el ejercicio de la industria petrolera e incluso el propio logo de Petróleos de México (Pemex), así como plantas petroleras de donde surge una gran chimenea con humo.
“Son imágenes que dan gran énfasis y confirman la importancia en el regreso de la industria petrolera a México; una política pública rumbo al rescate de Pemex y que, a su vez, nos habla del regreso de políticas de antaño, la dependencia al Estado y hacia formas de energía que no son necesariamente sustentables”, opinó Islas Flores.
En este sentido, es importante mencionar -dijo- que la sustentabilidad ha sido tomada como uno de los principales ejes en los gobiernos a nivel mundial, más no en México y basta con resaltar el retraso del país en el cumplimiento de acuerdos internacionales como el Acuerdo de París y la Agenda 2030.
Acuerdos, agregó, en los que México firmó un compromiso para alcanzar el 35% de energías limpias en el país para 2024, disminuir el 43% de combustible no fósil para la producción de electricidad y garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para 2030 (ODS 7, Agenda 2030).
Con todo ello, México está muy lejos de lograrlo, pues de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía (IEA) en la actualidad la generación de energía a través de fuentes limpias en el país es sólo de 23 por ciento.
Lo anterior, sin mencionar los arduos intentos del gobierno federal de reformar la Ley de la Industria Eléctrica (LIE), la cual supondría un nuevo bloqueo a las empresas de energía renovable, la cancelación de las subastas eléctricas, el cambio en el otorgamiento de los certificados de energía limpia (CELs), y la reforma a la Ley de Hidrocarburos, cuyo fin es devolver el monopolio a Pemex en la venta de hidrocarburos.
A todo ello se debe sumar la reciente adquisición de Pemex: la refinería Deer Park, ubicada en Texas, Estados Unidos, que actualmente se encuentra en una sociedad con la empresa Shell y será financiada en su totalidad por el gobierno federal con una inversión de 596 millones de dólares (mdd).
Hoy en día, indicó, el gobierno federal apuesta abiertamente a la energía no renovable, fortaleciendo a Petróleos Mexicanos (Pemex) y a la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con la premisa de que son empresas del pueblo y para el pueblo, estrategia que se deja ver en la imagen y de la que ya han alertado distintas voces en torno de sus implicaciones medioambientales.
Es un mensaje muy directo y preciso, dice el artículo de la revista inglesa, López Obrador tiene buenos recuerdos de la década de 1970, cuando el monopolio de una empresa petrolera propiedad del gobierno difundió la generosidad en su estado natal y está tratando de recrear algo similar, prohibiendo la inversión privada en hidrocarburos y obligando a la red a comprar energía de fuentes estatales.
¿Un régimen militarizado?
Siguiendo con el análisis, el experto de la UNAM refiere que en el primer plano de ésta se puede encontrar un conjunto de soldados haciendo guardia y en una oposición de resguardo, “(estos) elementos icónicos nos hablan de la militarización que de alguna manera se ha implementado como política pública, en la que se ha observado al Ejército y a la Marina a cargo de la seguridad, de obras e incluso la relevancia que ha tomado la Guardia Nacional en los últimos años”.
El Presidente de México ha colocado a las Fuerzas Armadas en funciones inéditas, como las construcciones del aeropuerto internacional Felipe Ángeles, entidad que además recibirá todas las ganancias que genere el Tren Maya, en vez de dirigirlos a la hacienda pública, y quedará a cargo del cientos de sucursales bancarias estatales del Banco del Bienestar.
Asimismo, la Marina ya no sólo se encarga de vigilar la seguridad de los puertos mercantiles y aduanas marítimas, ahora también hace las funciones administrativas, nuevos roles que contrastan con la presencia que mantuvieron durante casi todo el siglo XX y que se contrapone al ODS 16 de la Agenda 2030, cuya meta principal es promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas.
En este sentido, The Economist señala que el mandatario federal “no se burla de los homosexuales, no golpea a los musulmanes ni incita a sus seguidores a incendiar el Amazonas, sino que habla en voz alta y, a menudo, en nombre de los que no tienen dinero en México, no es personalmente corrupto. Sin embargo, es un peligro para la democracia mexicana”.
Pues “divide a los mexicanos en dos grupos: «el pueblo», por el cual se refiere a los que lo apoyan, y la élite, a la que denuncia, a menudo por su nombre, como delincuentes y traidores que son los culpables de todos los problemas de México”.
Alista al Ejército para construir su ferrocarril, administra puertos y lucha contra el crimen, invita a hombres con armas para manejar enormes sumas de dinero público con escasa supervisión, lo que resulta catastrófico y “cualquier egipcio o paquistaní podría advertirlo”.
Cancillería responde
Luego de la publicación del artículo “El Falso Mesías Mexicano”, Marcelo Ebrard, titular de la Secretaría de Relaciones Públicas, compartió una carta enviada al medio inglés dónde resaltó que apenas hace unas semanas conversó con el editor internacional del medio y se habló de “los puntos fundamentales de la profunda transformación política, económica y social que está viviendo México desde hace dos años y medio (…) esfuerzos que, como gobierno, estamos emprendiendo para salir de la pandemia de COVID-19”.
En la respuesta de Cancillería, Ebrard destacó que “la portada de hoy es la síntesis de la exasperación” y señaló que era del conocimiento público que los resultados de la elección, como ocurrió en 2018, no van a coincidir con lo que el medio desea”.
“El gobierno del presidente López Obrador ha cumplido con su promesa de priorizar y reenfocar el gasto hacia los más pobres, como él siempre lo prometió. Al mismo tiempo, ha mantenido la disciplina fiscal y unas finanzas públicas sanas”, señaló.
Reprochó que “la falla de las élites en entender a López Obrador hoy parece repetirse en sus páginas”, las cuales dibujan un panorama desolador para el país, pero que pierden de vista que a pesar de que la economía mexicana, al igual que la del resto de los países, sufrió los estragos de la pandemia, “crecerá alrededor del 6% este año, sin haber contratado deuda, manteniendo las finanzas sanas y con números históricos de Inversión Extranjera Directa”.
Quizás es tiempo para que, finaliza Ebrard, “las élites exasperadas entiendan que no están entendiendo”.