A Betsy Pecanins,
In Memoriam
A Pola, mi madre,
en su XI aniversario luctuoso
Por Emilio Guerra Díaz
Uno de los voluntariados que causan mayor polémica respecto a su estructura y participación son los públicos ya que diversos estudiosos de las ciencias sociales, investigadores y algunos miembros de organizaciones civiles estiman que es una colaboración condicionada y manipulada por intereses de los funcionarios en turno y de sus respectivos partidos políticos que utilizan cuadros de simpatizantes para ayuda social con fines políticos más que públicos.
Aquella puede ser una afirmación contundente pero también es cierto que cuando uno se acerca al trabajo que realizan esos voluntariados se detectan personas de gran vocación de servicio y ayuda al prójimo que contradicen aquella tesis. Miles de personas prestan servicio voluntario afiliadas a alguna dependencia de gobierno, sin ser necesariamente militantes de un partido y lamentablemente sus grupos no son administrados eficientemente para retenerlos y reconocerlos, aunque muchos de sus integrantes tengan lustros acumulados de servicio en sus comunidades independientemente del paso de administraciones ya sean del mismo partido o con una alternancia de institutos políticos.
Entre los voluntariados públicos que presentan un mayor contraste se encuentran los que pertenecen al Sistema Intregral de la Familia, DIF; en sus distintos niveles: federal, estatal y municipal. A menudo escapan a consolidar programas que tengan continuidad más allá de los tres años de la administración municipal o de los seis que corresponden al periodo estatal. Por ello son programas de voluntariado tan variados en actividades, propósitos y fines, como llenos de ocurrencias, improvisaciones e incluso ciertas aberraciones.
Vea el lector dos casos. Hace unos días El Heraldo de Saltillo publlicó una nota cuyo título: “Programa de Empacadores Voluntarios del DIF Torreón sustenta a más de mil 300 familias” (enero 2, 2017). En el cuerpo de la información se lee: “El Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) de Torreón benefició a mil 313 familias de la ciudad a través de los empacadores que conforman el programa de beneficio asistencial a través de modalidades como adulto mayor y menores empacadores”. El programa colocó a personas en 53 establecimientos comerciales quienes trabajan 4 horas y con los recursos económicos que reciben –por su participación como “cerillos” (nombre coloquial que reciben los empacadores) ayudan a la manutención de sus familias.
Este hecho lejos de representar un programa de voluntariado organizado desde ese DIF, en realidad se trata de dar forma y enriquecer la estructura de su participación con acciones que complementan su actividad como cerillos. Se les ponen ciertas condicionantes como participar en cursos para ganarse el derecho de trabajar como empacadores en los centros comerciales.
Lo anterior nos hace recordar que no todo trabajo no remunerado es voluntario y, por otra parte, que el servicio voluntario no tiene, por definición, que recibir recurso económico por su participación. Así que en el caso del “Programa de Empacadores Voluntarios” en realidad, hay que llamar a las cosas por su nombre: trabajadores empacadores.
Esta experiencia laboral representa un subempleo y ofrece condiciones laborales por debajo de la ley para quienes participan y para quienes los emplean de manera informal. Hace algunos años tres jóvenes de la UAM Iztapalapa publicaron la investigación «Ética corporativa y prácticas indebidas en México: una aproximación del trabajo de los empacadores de Wal Mart», donde analizaron a profundidad las condiciones de los “cerillos”, sean menores de edad o adultos mayores. El DIF Torreón bien podría cuidar este programa para proceder adecuadamente y mejorar las condiciones.
En contraste, el mismo día, el 2 de enero, otra experiencia de un DIF aparece en El Salmantino de Guanajuato bajo el título: “DIF Estatal capacita a voluntarios de Comedores Comunitarios”. Se trata del programa del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF) estatal.
Es una experiencia interesante donde los voluntarios que participan ya en el programa de servicios de comedores comunitarios, ahora se expande para compartirles técnicas para crear y desarrollar huertos escolares de cultivo de traspatio y puedan producir verduras tanto para consumo de los comedores como dentro de sus familias.
Cabe señalar que muchos de los voluntarios son madres y padres de familia, por lo que el proyecto se complementa con brindar sencillos consejos que faciliten observar condiciones de salud impulsando hábitos de limpieza y salud dentro la vida doméstica. Así los voluntarios sabrán elaborar gel antibacterial y jabones amigables con el medio ambiente, etc. Para las escuelas y comedores comunitarios, se compartirá la técnica de elaboración de pintura con base en la baba de nopal para dar mantenimiento a las paredes de los recintos.
De acuerdo a la información proporcionada por el gobierno estatal se capacitan constantemente a 46 promotores para apoyar a sus voluntarios en los 1,247 comedores que hay en el estado. Guanajuato es sin duda una de las entidades que cuenta con un gran número de voluntarias y voluntarios afiliados tanto a grupos de organizaciones de la sociedad civil como de instancias de gobierno, sobre todo en el campo de la salud.
Dos experiencias de voluntariado distintas de una misma dependencia pero en entidades diferentes. Urge sin duda, diseñar un programa nacional de Voluntariado del DIF que disponga herramientas y recursos para una gerencia adecuada y que aliente realizar las actividades acordes con las necesidades particulares estatales y municipales, pero que garantice la apreciación de aportación, valore las Horas/Hombre y cuente con formas de reconocimiento y agradecimiento por la labor que realizan miles de personas independientemente de la orientación política que tenga cada administración. La Alianza Mexicana de Voluntariado lo ha venido proponiendo a la Sra. Laura Vargas Carrillo de Osorio Chong y espera que en este año se unan esfuerzos.
Próximos eventos
Presentación del Enlaza México
El próximo 10 de enero será presentado el libro “Enlaza México”, titulo derivado de la investigación que se realizó el año pasado de la Red Intercomunitaria de Protección Civil Enlaza México apoyada por el Indesol y la Fundación ADO. Es una obra a cargo de Alicia Valdovinos Septién, ganadora del Premio Nacional de Acción Voluntaria y Solidaria 2011 y fundadora de la organización responsable del proyecto, Cinco Panes y Dos Peces, A. C. ; del Dr. Humberto Piñón Vargas y Emilio Guerra Díaz. La Red Intercomunitaria de Protección Civil es un modelo ejemplar replicable en otras comunidades y que le valió además un reconocimiento dentro del Premio Nacional de Protección Civil 2016. La obra consolida un apartado sobre el particular voluntariado que detonó la iniciativa: “Promotores de la Montaña”. La cita es a las 18:30 horas en el Auditorio de la Escuela Nacional de Trabajo Social dentro de Ciudad Universitaria (se puede accesar por la línea del Metrobús). A los asistentes se les obsequiará un ejemplar. Puede confirmar su asistencia aquí. http://bit.ly/2j57xQb
Ciudadanos trabajando
Dreamers piden a la SRE impulsar programas de voluntariado
El Periodico Reforma publicó quizá lo que fue la última actividad de Clauida Ruiz Massieu como canciller. Resulta que 83 jóvenes mexicanos conocidos como “dreamers”, enviaron una carta a la ahora ex Secretaria donde hacen 10 peticiones por si son retornados al país ante la amenaza Trump. En general piden una bolsa de trabajo, programa de promoción cultural nacional en EEUU, expandir el programa “Dreamers Without Borders” y promover programas de voluntariado “en apoyo a sus comunidades en México, como clases de inglés o voluntarios médicos y de enfermeros”.
Emilio Guerra Díaz
Emilio Guerra cuenta con amplia experiencia en la Gestión de la RSC, destacando su trabajo en el área de vinculación con la comunidad que potenciar la inversión social empresarial. Ha gerenciado fundaciones empresariales.
