Carlos Ghosn expresidente de Nissan y CEO de la Renault- Nissan Alliance, ha comenzado un año complicado. Su reputación cada vez disminuye más y con ello su credibilidad y su ética profesional.
Después de su detención en 2018 por violar la legislación financiera y no informar su salario de forma correcta, Renault, dio a conocer ante las autoridades de su país que sospecha de ciertas irregularidades por parte de Carlos Ghosn: se trata de transferencias millonarias a uno de sus distribuidores en Medio Oriente, semanas después de haber dado a conocer un dossier sobre gastos de su boda.
De acuerdo con la agencia de noticias EFE, la compañía se abstuvo de hacer comentarios a las informaciones filtradas por la prensa sobre el envío de la nueva información a la Fiscalía de Nanterre, en las afueras de París.
Las transferencias eran de varios millones de euros y estaban dirigidas a Suhail Bahwan Automobiles (SBA), una empresa de Omán que distribuye vehículos para Renault y Nissan en ese país y en otros de Medio Oriente.
Según el diario Le Figaro, dicho dinero aparecía como primas por resultados, pero no aparecía imputado, como se hubiera podido esperar, a las direcciones de mercadotecnia, comercial o a las regionales, sino directamente al centro de costos de la presidencia de Renault que dependía del directivo.
Esto un es un mecanismo parecido al que había descubierto Nissan por el que, según la prensa japonesa, se habían transferido unos 32 millones de dólares a SBA. Los pagos procedían de los fondos de reserva que Ghosn usó a discreción.
Algunos medios del mismo país dijeron que era probable que con esas cantidades fuera adquirido un yate del que se beneficiaron la antigua cabeza de Renault y Nissan, así como su familia.
Cabe resaltar que que el exdirectivo actualmente se encuentra en libertad bajo control judicial sin poder salir de Japón desde el pasado 6 de marzo, tras tres meses y medio encarcelado en ese país, ha desmentido formalmente cualquier malversación en relación con ese asunto en Omán.
Por su parte, el diario Le Figaro dijo que Renault tampoco habla directamente de malversación en los documentos enviados a la Fiscalía, pero considera que hay suficientes elementos como para que sean las autoridades las que examinen la cuestión.
Las fuentes dicen que el equipo especial de investigación de la fiscalía de Tokio consultó con la Oficina del Ministerio Público Supremo sobre si acusar a Ghosn por el agravante abuso de confianza sobre esta supuesta mala conducta.
Renault, la compañía francesa puso en marcha una comisión de investigación interna en noviembre, días después del encarcelamiento de Ghosn en Tokio, y a comienzos de marzo comunicó a las autoridades sus sospechas sobre gastos de la boda de su antiguo presidente, que se celebró en el Palacio de Versalles en octubre de 2016.
El Palacio de Versalles no cobró a Ghosn el alquiler de las salas en las que se desarrolló el enlace –un servicio estimado en 50,000 euros (alrededor de 56,000 dólares) –, sino que lo imputó al contrato de mecenazgo que tiene con Renault, en virtud del cual el fabricante de autos utiliza sus dependencias para algunos actos institucionales.