«Los fondos que se están destinando para deducir el pago de colegiaturas deberían utilizarse para la alfabetización», dijo a REFORMA la astrónoma mexicana Silvia Torres Peimbert, que hoy recibirá el Premio L’Oréal-UNESCO «La Mujer en la Ciencia».
«Me da gusto que la Federación haya encontrado dinero para apoyar a la educación, pero si hay fondos es necesario que se pongan primero en la alfabetización, es urgente resolver ese problema», aseguró la científica, que recibe este premio por sus trabajos sobre la composición química de las nebulosas.
La científica, que será galardonada en la sede de la UNESCO, destacó que este reconocimiento internacional refleja el alto nivel de ciencia que puede haber en México, pero también el abismo de conocimientos que existe entre los mexicanos cuando se compara con los niveles de analfabetismo o el fracaso en los resultados de estudiantes en pruebas internacionales como PISA.
«Me preocupa mucho el hecho de que la comprensión de matemáticas en nuestros escolares sea tan pobre. Es algo muy severo porque afecta nuestro desarrollo como País, como sociedad del conocimiento», apuntó.
«En el pasado los países subsistían en base a sus materias primas o a su fuerza de trabajo. Hoy el gran aporte, el éxito económico proviene de la sociedad del conocimiento, del valor añadido que aporta el conocimiento. Eso está faltando en México», aseguró la científica.
La investigadora asegura que si bien la situación cognitiva general del País no es sobresaliente, su logro como científica de alto nivel no es un caso aislado ni una excepción.
«Existen centros de muy alto nivel en México, no son situaciones al azar, no son premios que se logran mágicamente. Contamos con un ambiente de trabajo, de respeto dentro de los círculos universitarios y de investigación. Lo que no tenemos en México es un ambiente generalizado de respeto al conocimiento», opinó.
En ese sentido, Torres Peimbert denunció el mínimo apoyo que dan las autoridades responsables a universidades y centros de investigación públicos, en particular en provincia.
«Nuestros centros de excelencia tienen apoyo, pero deberían tener más apoyo y más financiamiento, así como debería haber un mayor número de centros de alto nivel. La UNAM está muy bien, pero debería haber muchas más instituciones como la UNAM».
«En todos los estados hay universidades públicas y en muchos casos no están recibiendo el apoyo que les corresponde. Por ejemplo, el Gobernador de Jalisco no ha dado el dinero que debería estar dando a la Universidad de Guadalajara. Se llegó a negociación, pero le han quitado muchos millones de pesos a la Universidad», denunció.
La también divulgadora científica busca contagiar su entusiasmo a la juventud mexicana.
«Tenemos que invitar a los jóvenes a que se les quite el miedo de la ciencia y de las matemáticas. Son un placer y hay que incitarlos a que las disfruten porque son una maravilla, una actividad intelectual muy valiosa», aseguró.
La astrónoma sucede en la distinción a la también mexicana Alejandra Bravo, Investigadora del Instituto de Microbiología Molecular de la UNAM, que el año pasado obtuvo este premio por sus trabajos sobre la bacteria bacillus thuringiensis y su toxina Bt.
Los premios L’Oréal-UNESCO «La Mujer en la Ciencia» se otorgan en forma alternativa un año a las ciencias de la materia viva, y otro año a las ciencias físicas y cada uno cuenta con un jurado distinto.
Ciencia femenina
Esta es la cuarta ocasión en la historia del Premio L´Oréal-Unesco que una especialista mexicana es reconocida por su trabajo en el ámbito científico y sus tres antecesoras fueron biólogas.
Alejandra Bravo de la Parra (2010), del Instituto de Microbiología Molecular de la UNAM, por sus trabajos sobre la bacteria bacillus thuringiensis y su toxina Bt.
Esther Orozco Orozco (2006), entonces investigadora del Cinvestav, por sus descubrimientos sobre el mecanismo y el control de las infecciones amibianas en las regiones tropicales.
Además, de Ana María López Colome (2002) cuyos estudios se han centrado en descubrir cómo las células de la retina transforman los estímulos externos en forma química y de qué forma los llevan al cerebro para formar imágenes.
Fuente: Reforma.com, Ciencia.
Publicada: 3 de marzo de 2011.