Con rapidez desabrocha los cordones de sus botas para que sus pies toquen el agua de una ligera corriente que, desde hace 10 años, no corría por lo que en un tiempo fue el río Cacaluta.
Así, la activista Mariné Rosas celebra que el recorrido de casi dos horas hacia la Bahía de Cacaluta, para mostrar las zonas degradadas, las afectaciones y la gran biodiversidad de la zona, se realice con los pies desnudos, en lugar de calzar las pesadas botas.
Esta zona está en proceso de conservación, luego de que por varios años se denunciara la constante extracción de materiales pétreos y prácticas de cultivos intensivos, actividades que ocasionaron un grave impacto en la zona del manglar y provocaron que el nivel de humedad disminuyera.
A partir del 3 de julio pasado, gracias a una donación realizada por el Fondo Nacional de Turismo (Fonatur), y luego de varias protestas de la sociedad civil para evitar que se construyera un desarrollo turístico en esta zona, las 286 hectáreas que comprenden la bahía son parte del Parque Nacional Huatulco.
Al llegar a la bahía, los humedales que están inscritos en la Convención Ramsar, tratado internacional donde México está obligado a conservar la zona, son separados del mar por una angosta línea de arena.
Reforma, Nacional, p. 16 Lunes 22 de septiembre de 2008
