Esta es una noticia histórica para iniciar el 2023 con el pie derecho, por primera vez, hay una presidenta de la Suprema Corte de México. Lo cual ha sido celebrado por colectivas, institutos, organismos de gobierno e incluso por el presidente de la República. Puesto que el nombramiento de Norma Piña marca un precedente del cambio que se está logrando en el país en materia de paridad de género.
Esto último es un tema fundamental de las políticas actuales, ya que México está lleno de riesgos para sus ciudadanas y el sistema de justicia no ha podido cubrir las necesidades de las víctimas de violencia machista. Por lo que hoy nos unimos a este momento histórico y te contamos por qué es importante que una mujer presida el mayor tribunal de justicia en México.
La primera presidenta de la Suprema Corte
El lunes 2 de enero de 2023, la noticia de que, por primera vez en la historia de la institución, una ministra logró convertirse en presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), el tribunal más importante de México. Se trata de Norma Piña, quien lleva 34 años de carrera judicial y en el 2015, se integró al ministerio de la SCJN.
Aunque avanzar en el sistema de justicia, así como en otros sectores, es más complicado para las mujeres, Piña ha acumulado los méritos que se requieren para liderar tanto la SCJN como el Consejo de la Judicatura Federal. Este último se encarga de administrar los órganos del Poder Judicial de la Federación y es presidido también por la cabeza de la Suprema Corte.
Durante su carrera, fungió como secretaria de Estudio y Cuenta en la SCJN en 1992, posteriormente llegó a ser jueza en Morelos en 1998 y en Ciudad de México es magistrada desde el año 2000. Como abogada siempre ha defendido la cartera de los Derechos Humanos, sobre todo los de las ciudadanas, incluyendo temas como la despenalización del aborto y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
«Nos esforzaremos todos los días por crear una sociedad más justa, más igualitaria, sin violencia para las mujeres».
Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Además, su trabajo desde el Poder Judicial permitió que los delitos ambientales se tomaran con seriedad, después del caso conocido como Laguna del Carpintero en 2016. Por lo que ahora cualquier persona o institución puede presentar una demanda sin necesidad de demostrar daños patrimoniales o a la salud, sino que basta con alegar al derecho a un medio ambiente sano.
Dos siglos sin mujeres
En 1824 se formó el tribunal de justicia, pero fue hasta 1825 cuando comenzó su funcionamiento. Aunque debido a los conflictos armados cesó su trabajo por algunos periodos, ha estado presente en la historia de México. Sin embargo, en sus casi 200 años es la primera vez que una mujer es presidenta de la Suprema Corte.
Por ello, el nombramiento de Norma Piña es un hecho histórico que demuestra el avance que han tenido los movimientos por la liberación de la mujer y la igualdad de oportunidades entre ambos sexos. Lo cual abre las puertas a que, paulatinamente, más mujeres se sumen a la toma de decisiones en el país con cargos más.
Desde 1995, ha aumentado significativamente el número de mujeres en los tribunales, tan solo en los últimos 4 años fueron nombradas 227 juezas de distrito. Sin embargo, solo representan el 32% en el sistema de justicia. Y, al igual que en otros sectores, la cantidad disminuye conforme aumenta la autoridad, pues en el pleno de la SCJN, formado por 11 ministros, solo hay 4 ministras.
Representación femenina vs. el techo de cristal
Como mencinó la presidenta de la SCJN, se está rompiendo el llamado «techo de cristal» que representa los obstáculos que tienen que enfrentar las ciudadanas debido a la estructura institucional que restringe su derarrollo profesional por razón de sexo. Pero aún queda mucho trabajo por delante para eliminar la desigualdad y la discriminación en los espacios laborales.
La falta de representación femenina no solo afecta a la SCJN, sino que es un problema sistemático presente en todos los órganos de gobierno. Esto ha impulsado la creación de políticas de paridad de género, que han incrementado la presencia de mujeres en las instituciones públicas. Por ejemplo, el Congreso de la Unión está conformado por 9 mujeres y 11 hombres, un aumento importante respecto a la administración anterior en la que participaban 3 mujeres y 18 hombres.
Sin embargo, no en todas las organizaciones se avanza al mismo ritmo. En el sector privado, las mujeres solo el 15% de los puestos de alta dirección, según datos del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Por lo que el nombramiento de la nueva presidenta de la Suprema Corte quizá marque un avance en las legislaciones para asegurar la paridad de género en todas las áreas y que las mexicanas puedan acceder a espacios que por siglos han estado dominados por hombres.
La nueva presidenta de la Suprema Corte representa el cambio en el sistema
Para Norma Piña, este puesto tiene un especial significado para las mujeres en nuestro país. Dado que el sistema de justicia, hasta el momento, no ha bastado para atender las necesidades de un sector sistemáticamente vulnerado en todos los ámbitos de la vida cotidiana, a pesar de ser la mitad de la población.
Como representante de las ciudadanas, la ahora presidenta de la Suprema Corte trabajará para asegurar que las mexicanas ya no sean privadas de derechos humanos tan básicos como la autonomía corporal. Asimismo, seguirá luchando contra las manifestaciones discriminatorias que sufren las mujeres en el medio profesional.
«Al ser la primera mujer que preside este máximo tribunal, represento también a las mujeres. Me siento acompañada, respaldada por todas ellas y nosotras. Me siento muy fuerte, porque sé que estamos todas aquí demostrando que sí podemos. Agradezco a las que siempre han creído, a las que no se han cansado de luchar para arrinconar a nuestra cultura patriarcal, honro a las que ya no están».
Norma Piña, presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Norma Piña permanecerá en el cargo hasta el 31 de diciembre de 2026, y el tiempo confirmará si cumple con los objetivos que se está planteando en el presente para construir un país mejor. Quizá, para ese entonces, más mujeres se habrán agregado a las cifras del liderazgo en organismos públicos y privados, pero ello dependerá de las políticas y de la responsabilidad social de cada organización.