De acuerdo con Business Green, el último ejercicio de evaluación del progreso anual de Climate Action 100+, la iniciativa global que reúne a los corporativos más grandes del mundo en el compromiso de impulsar y desarrollar estrategias para mitigar el cambio climático, revela falta de resultados y compromiso al no proporcionar planes suficientemente sólidos sobre cómo lograrán la descarbonización en sus operaciones y cadena de suministro.
Al parecer, la iniciativa del grupo de inversores no se está moviendo lo suficientemente rápido para utilizar la influencia de sus miembros para impulsar la acción climática de los principales contaminadores corporativos acusados de no actuar, y que cotizan en la bolsa de valores. Ante tales resultados decepcionantes, activistas han llamado a reformar el enfoque del grupo en su nuevo ciclo de cinco años programado para iniciar en 2023.
Contaminadores corporativos acusados de no actuar
A través de un ejercicio de evaluación comparativa de 159 de las llamadas «empresas de enfoque» con las que Climate Action 100+ se involucra para tratar de alentar esfuerzos de descarbonización más ambiciosos, se encontró poca evidencia para sugerir «cambios significativos en los modelos comerciales» para alinear actividades corporativas con el Acuerdo de París.
Los resultados preocupantes han orillado a grupos de activistas a instar una reforma de dirección para que sea más transparente y brinde informes claros sobre los compromisos ambientales, resultados y planes detallados para lograrlo. El grupo cuenta con 700 inversores que gestionan colectivamente activos por valor de 68 billones de dólares entre sus miembros.
El informe reveló que, a pesar de un aumento en el número de empresas que establecen objetivos de emisiones y publican información sobre riesgos climáticos, solo el 10% de las empresas evaluadas habían alineado sus estrategias de gasto de capital con sus objetivos de emisiones corporativas y las metas del Acuerdo de París.
Objetivos climáticos muestran un progreso limitado
Si bien el 75% de las empresas analizadas se han comprometido a lograr el cero neto para mediados de siglo. Es decir, recortar las emisiones contaminantes hasta dejarlas lo más cerca posible de emisiones nulas. Asimismo, los objetivos intermedios ambiciosos que indican la intención de las empresas de descarbonizarse a corto plazo carecen de claridad.
Ejemplo de ello es que solo el 20% de las empresas ha establecido objetivos a mediano plazo suficientes para mitigar los efectos del calentamiento global. Mientras que solo el 10% tiene objetivos para cumplir el objetivo de descarbonización a más largo plazo.
«Los riesgos climáticos también son riesgos financieros, y una mayor medición y divulgación son cruciales para construir una economía más sostenible y resistente, y un futuro más seguro».
Michael Bloomberg, presidente del Grupo de Trabajo para Divulgaciones de Riesgos Relacionados con el Clima (TCFD, por sus siglas en inglés)
En el análisis de las industrias pinta un cuadro similar. Se descubrió que solo un tercio de las empresas de servicios públicos de electricidad tenían un plan de eliminación gradual del carbón. El cual consistente con mantener el calentamiento global por debajo de 2 °C, el límite superior del Acuerdo de París.
Mientras tanto, solo la mitad de las empresas analizadas incluyeron sus emisiones materiales e indirectas de Alcance 3 en sus objetivos de cero emisiones netas para 2050. Es decir, aquellas que provienen de la cadena de valor de una compañía y no están bajo el control de esta.
Climate Action 100+ responde ante contaminadores corporativos acusados de falta de acción
No es la primera vez que Climate Action 100+ se ha enfrentado a llamados para desarrollar un enfoque más contundente para impulsar la acción climática en las empresas. Por ello los críticos argumentan que su estrategia de compromiso actual no está logrando impulsar la descarbonización al ritmo y la escala que se requiere.
Aunque Stephanie Maier, presidenta del comité directivo global de la iniciativa niega el desempeño deficiente. Señala que, cuando se estableció hace cuatro años Climate Action 100+, solo cinco empresas habían hecho compromisos netos cero. Por lo que el compromiso de los inversores «ha impulsado gran parte del progreso que vemos».
No obstante, las empresas necesitan estrategias creíbles y planes de gastos de capital para cumplir con sus objetivos climáticos, señaló Andrew Gray, actual presidente del comité directivo del grupo.
Denuncian falta de compromiso y liderazgo ambiental
Catherine Howarth, directora ejecutiva de la ONG de inversión responsable ShareAction insiste en señalar a contaminadores corporativos acusados de inacción climática. Ella cita que Climate Action 100+ siempre ha tenido el alcance y la escala para impulsar el liderazgo climático. Por lo que expresó su decepción por la falta de progreso.
«Hasta ahora, los signatarios de Climate Action 100+ no han logrado gestionar los riesgos climáticos de acuerdo con su deber fiduciario de comportamiento prudente».
Catherine Howarth, directora ejecutiva de ShareAction.
Sin embargo, esta última imagen de su evaluación comparativa muestra que, al cierre de la fase inicial de cinco años de Climate Action 100+. Puesto que sus principales corporaciones contaminantes no se están descarbonizando ni remotamente al ritmo necesario para evitar daños climáticos severos, indicó la directora ejecutiva de ShareAction.
Asimismo puntualizó que la «falta de administración» del grupo para abordar la crisis ambiental corría el riesgo de generar significativas pérdidas para las carteras de inversión y las economías. Por ello cita necesario intensificar los compromisos sólidos para los signatarios.
El informe evaluativo se producen en medio de un debate más amplio sobre la eficacia de las estrategias de transición neta cero de los principales inversores. Y, recientemente, se reveló que algunos bancos de alto perfil están considerando abandonar la Alianza Financiera de Glasgow para el Cero Neto (GFANZ). Esto debido a los requisitos para que los miembros presenten suficientes planes sólidos para descarbonizar sus carteras.
Por lo tanto, hay tensión entre la voluntad de las empresas de establecer objetivos de cero emisiones netas a largo plazo. Así como las dificultades que enfrentan para traducir esos objetivos en programas de transformación comercial creíbles que puedan garantizar que se cumplan esos objetivos.
Pero, además, ante el continuo fracaso de estrategias efectivas netas cero se corre el riesgo de comprometer el acceso de una empresa a capital, o de caer en acusaciones de greenwashing. La necesidad de que las empresas y los inversores presenten estrategias creíbles de cero emisiones netas no podría ser más urgente.