Una de las mayores amenazas de la humanidad es el cambio climático, el cual es el desequilibrio de la temperatura del planeta, dando como resultado el calentamiento global, un fenómeno donde la temperatura de la tierra se modifica como consecuencia del aumento de la concentración de gases de efecto invernadero (CO₂); lo anterior tiene un impacto significativo en el medio ambiente.
Según la información arrojada por Forbes, el impacto de las drogas en el cambio climático es una consecuencia de la destrucción de los ecosistemas vulnerables. Por ejemplo, en la cuenca del Amazonas la sola fabricación de cocaína emite tanto CO₂ como la circulación de casi dos millones de vehículos en todo un año.
La producción de drogas genera emisiones comparables al uso de dos millones de autos. Esta producción se traduce en un sistema económico ilegal que depreda el entorno.
Impacto de las drogas en el cambio climático: una problemática grave
La producción de drogas tiene un gran impacto en el medio ambiente, nos dice el informe de 2023 de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE). La JIFE es el órgano de la ONU encargado de monitorear el cumplimiento de los tratados antidrogas.
La producción global de cocaína genera unas 8.9 millones de toneladas de CO₂ anuales, por lo que el impacto de las drogas en el cambio climático es un problema de suma gravedad. Por cada gramo de cocaína que se consume en el mundo, se deforestan 4 metros cuadrados de selvas colombianas. La producción ilegal de estupefacientes genera un sistema económico que depreda el entorno y favorece el comercio ilegal de la flora y fauna.
El informe efectuado por la JIFE revela otro dato alarmante: en las regiones amazónicas del Brasil, Colombia y el Perú, que comprenden en conjunto el 79% de la cuenca del Amazonas, las organizaciones que se dedican al narcotráfico están ampliando sus operaciones, por lo que han llegado a abarcar la minería y la tala ilegales.
El impacto de las drogas en el cambio climático también es consecuencia del uso de productos químicos muy potentes y contaminantes, los cuales producen efectos devastadores como la deforestación, principalmente en las regiones ecológicamente vulnerables.
Poniendo un ejemplo, en la producción de cocaína se emplea ácido sulfúrico y queroseno, mientras que en la fabricación de metanfetaminas se requiere de amoníaco anhidro: los desechos de estas sustancias se liberan en el entorno, contribuyendo a la deforestación y contaminando ríos y suelos, así como envenenando animales.
La producción de drogas y su relación con la violencia
Si bien el impacto de las drogas en el cambio climático es un problema sumamente grave, no es el único: la fabricación de drogas también aumenta la violencia en las comunidades.
Al ser una actividad ilícita, repercute de manera especialmente adversa en las comunidades locales, destruyendo los medios de subsistencia e introduciendo la violencia y el consumo de drogas en las poblaciones situadas en zonas remotas.
Según la JIFE, en toda la cuenca del Amazonas, se registran disputas violentas entre las comunidades locales y los narcotraficantes, principalmente como consecuencia de las quejas por la especulación con los terrenos y la ocupación ilegal de tierras.
Por otra parte, en el Ecuador, la degradación de los recursos naturales provocados por el cultivo del arbusto de coca y la producción de cocaína, ponen en peligro a los medios de subsistencia vulnerables en la frontera septentrional con Colombia, principalmente para aquellos que dependen económicamente de la recolección de moluscos y la pesca de cangrejos.
Los efectos de la producción ilegal de drogas puede empujar a las poblaciones vulnerables a participar en la economía ilícita, como practicar el contrabando, afectando su calidad de vida.
