En la Montaña Alta de Guerrero, más de 300 indígenas dependen del cultivo de jamaica para subsistir. Cada cierto tiempo, llegaba alguien a comprarles su producto a granel, con un margen muy pequeño de ganancia para ellos; la envasaba y la vendía, probablemente para llegar a los anaqueles de una cadena de autoservicio. Para muchos, la estampa es de pobreza y desnutrición, típica del campo mexicano; para un emprendedor social es una oportunidad de hacer negocios mejorando la calidad de vida.
“Desarrollar un modelo de apoyo social ligado al negocio” es de acuerdo con Gisela Noble, directora de la Fundación Walmart México, la estrategia que hoy permite a esos 328 indígenas de 15 municipios de Guerrero, integrados en la cooperativa Xuajin Me Phaa, así como a otras 72 comunidades indígenas, vender sus productos en las tiendas de la minorista.
En el 2005, la cadena de tiendas de autoservicio arrancó su Programa de Comercialización de Productos Indígenas con dos comunidades, una de la sierra tarahumara de Chihuahua y otra de la región mazahua del Estado de México. Hoy alcanza a 2,900 habitantes de 73 comunidades, en nueve estados de país.
Amaranto, café, miel, mantas bordadas, cestas de mimbre son algunos de los 60 productos que Walmart comercializa de esas comunidades y que, en conjunto, lograron ventas por más de 2 millones de pesos el año pasado, aumentando 13% en promedio el ingreso de los indígenas beneficiados. Desde su inicio, el programa ha logrado vender 5.6 millones de pesos en productos.
Reconocen su esfuerzo
La cooperativa Xuajin Me Phaa obtuvo el reconocimiento como Mejor Proveedor Social 2010 dentro del Programa de Comercialización de Productos Indígenas, que otorga la Fundación Walmart, “por su crecimiento en ventas y cumplir con los plazos de entrega de sus productos, jamaica y miel orgánicas”, explicó Gisela Noble.
Xuajin Me Phaa, que hace cuatro años entró con sus productos en 17 tiendas de la cadena, vendió durante el año pasado un total de 18,525 presentaciones en 53 Walmart y 38 Superama de 10 entidades del país.
Sin intermediarios
El programa va dirigido a comunidades en pobreza alimentaria, es decir, que no cuentan con los recursos para adquirir la canasta básica. Según cifras oficiales, 18% de los mexicanos, casi 19.5 millones, está en esa situación.
“Trabajamos en un programa de seguridad alimentaria, a través de huertos y granjas para que aprendan a cultivar su propio alimento; de ahí producen, los asesoramos para constituirse legalmente y tener un producto competitivo y cuando están listos pueden llevarlos a la tienda”, comentó Noble.
Las comunidades fijan un precio por sus productos y los venden a Walmart, la cadena se los compra y los coloca en sus tiendas con un margen de ganancia y al venderlos les regresa a las comunidades la utilidad para que la reinviertan en mejorar sus procesos productivos. De esta manera, la cadena recupera lo que erogó para adquirir los productos y las comunidades obtienen una ganancia mayor que si vendieran sus productos en mercados locales o a intermediarios.
De inicio, las comunidades reciben toda la capacitación y espacio en las tiendas de manera gratuita. En un lapso de tres años comienzan a “graduarse y ya hay costos que ellos pagan”, dijo. Este año, adelantó, buscan incluir alimentos perecederos en el proceso de comercialización.
Fuente: El Economista, Emprendedores sociales, p. 30.
Reportera: Alejandra Aguilar.
Publicada 22 de marzo del 2011.