Hace más de dos décadas se efectuaron los primeros cultivos genéticamente modificados en Estados Unidos con promesas que no se cumplieron, como que serían seguros, eficientes y alimentarían al mundo, señala un informe de Greenpeace.
La organización indica que a pesar del marketing en favor de la siembra de los organismos genéticamente modificados (OGM), estos productos han sido empleados solamente por un pequeño grupo de países para unas cuantas plantaciones. Se utilizan en sólo 3 por ciento de la superficie cultivable a escala mundial.
El estudio indica que no ha crecido la popularidad de los transgénicos, ya que solamente cinco países (Estados Unidos, Brasil, Argentina, India y Canadá) poseen 90 por ciento de las tierras sembradas con esta clase de semillas en el mundo. Asimismo, casi 100 por ciento de estos cultivos son resistentes a herbicidas o productores de plaguicidas.
Agrega que regiones enteras se han opuesto a los transgénicos. Los europeos no consumen alimentos transgénicos y sólo un tipo de maíz modificado se cultiva en este continente. La mayor parte de Asia es libre de transgénicos, excepto India y China, donde principalmente se siembra algodón genéticamente modificado, (que es) un cultivo no alimenticio. Solamente tres países de África cultivan OGM.
En el documento 20 años de fracaso: por qué los cultivos transgénicos han fallado en cumplir sus promesas, indica que en la misma forma en que crecieron las promesas, también lo hizo la evidencia de que los cultivos transgénicos no se adaptan a los desafíos que enfrentan los sistemas alimentarios y agrícolas mundiales.
Explica que sus ofrecimientos han probado ser mitos, ya que algunos de estos beneficios no se han materializado fuera del laboratorio y otros se han deshecho al enfrentarse con la complejidad de los ecosistemas agrícolas en el mundo real y las necesidades de los agricultores.
Asevera que es mentira que estos cultivos puedan alimentar al mundo, ya que no hay producto diseñado para ofrecer mayor rendimiento. La evidencia de que los cultivos transgénicos aumentan el rendimiento comparados con los métodos convencionales de mejoramiento de cultivos aún es inconclusa, con desempeños que varían de acuerdo con el tipo de cultivo, región y otras condiciones locales. Sólo pueden aumentar la productividad al reducir las pérdidas por plagas en años de alta infestación, precisa.
En cuanto que pueden coexistir con otros sistemas agrícolas, indica que no es posible. Señaló que entre 2006 y 2007 la contaminación de arroz modificado causó pérdidas por 27 millones de dólares, y en 2005 el maíz transgénico en fase experimental entró en la cadena alimentaria de China, donde contaminó comestibles para bebés y afectó exportaciones de arroz a Australia, Francia, Reino Unido y Alemania.
Fuente: La Jornada