Imagina que la única manera de llegar diariamente a tu escuela u oficina, fuera caminando durante tres horas a través de un terreno sinuoso, ¿cuánto tiempo aguantarías la rutina?, ¿abandonarías?
Pues bien, esta es la realidad de cientos de niños, niñas y jóvenes de la comunidad indígena Chontal del Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, quienes todos los días tienen que recorrer varios kilómetros para ejercer su derecho a la educación.
Por supuesto, existen muchos casos de deserción escolar; jóvenes que a muy temprana edad y debido a esta dificultad, deciden abandonar sus estudios y dedicarse al campo en el mejor de los casos, en el peor, formar parte de un sector vulnerable en temas de violencia y adicciones, resultado de una vida de ocio.
Afortunadamente podemos encontrar también historias de éxito, de jóvenes con un gran deseo de superación y de crecer junto con su comunidad; tal es el caso de José Edwin Avendaño Ramírez.
Edwin forma parte de una familia de siete integrantes y afirma que su panorama en temas escolares era desalentador. A pesar de tener que involucrarse en labores del campo y cría de borregos pudo terminar de forma satisfactoria su primaria.
Para continuar con su educación secundaria y preparatoria, y evitar desplazamientos diarios mayores a 6 kilómetros, Edwin Avendaño entró al albergue juvenil San Eugenio de Mazenod creado por los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, una congregación mundial de religiosos que se dedica a la evangelización de los más pobres y abandonados, en donde contó con el apoyo necesario para seguir estudiando.
Posteriormente, el patronato de Obras Educativas A.C., una organización social sin fines de lucro que forma parte del Colegio Vista Hermosa y que es un apostolado de los Misioneros Oblatos, conoció su historia y deseos de superación y decide becarlo para estudiar en la universidad del Mar en Huatulco.
Aunque Edwin confiesa que en muchas ocasiones estuvo a punto de abandonar, no lo hizo por el compromiso que tenía con quienes confiaron en él. Actualmente labora en Obras Educativas, como Gerente General y es una pieza clave para poder contribuir al desarrollo de más personas de su comunidad.
Obras Educativas
Obras Educativas es una asociación civil que busca promover el desarrollo social de dicha región, a través de procesos educativos y productivos que se trabajan en conjunto con las comunidades.
La organización trabaja bajo un modelo de intervención que se basa en el respeto de la dignidad y diversidad cultural de la comunidad y sus habitantes. Busca facilitar el acceso a la educación, así como mejorar la calidad de vida de las familias, ofreciendo oportunidades de desarrollo.
Obras Educativas pretende lograr una participación activa y comprometida en las comunidades indígenas donde se trabaja, guiada por los valores del respeto, compromiso y lealtad.
¿Por qué enfocarse en esta región?
Oaxaca tiene el porcentaje de población analfabeta de 15 años en adelante más alto en el país. De todo el estado, el Istmo de Tehuantepec es el que tiene el nivel promedio de escolaridad más bajo, así como la tasa de deserción escolar más alta de México.
La región presenta problemas de desnutrición, adicciones y violencia intrafamiliar y no existen muchas opciones de trabajo, es por eso que Obras Educativas decidió trabajar con temas de educación y proyectos productivos en esta zona.
La organización ofrece becas a estudiantes con deseo de superación como Edwin para que puedan continuar sus estudios y cuenta con un albergue juvenil en donde recibe a 20 jóvenes indígenas chontales en cada curso escolar.
Proyectos Productivos en Oaxaca
Si bien la alianza entre Fundación Gigante y Obras Educativas data de hace muchos años, fue en 2013 que desarrollan una iniciativa de apoyo a proyectos productivos en Oaxaca, comenzando con 4 proyectos y un taller artesanal.
Los proyectos se dividen en agropecuarios y comerciales o de servicios, y en su mayoría se enfocan a la cría y engorda de borregos, pollos y tilapias, y siembra de hortalizas. Actualmente se apoyan 16 proyectos diferentes, incluyendo tiendas de abarrotes, un restaurante, una tienda de materiales de construcción y una lavandería, entre otros.
Uno de estos proyectos es lidereado por Amando Muñoz que trabaja la siembra de ajonjolí, el cual, le permite solventar sus gastos, generar empleos y lo ha convertido en un gran productor agrícola a nivel regional.
Ana María Ramírez comenzó con la adquisición de 25 borregos y con su trabajo y persistencia y el apoyo y asesoramiento de la organización, en la actualidad cuenta con 33 hectáreas para el manejo de sus animales, logrando un crecimiento significativo en poco tiempo.
Ana María así como otros habitantes dedicados al comercio ovino se enfrentaron a una larga temporada de sequía que persiste en la región, para evitar que esto afectara su actividad comercial, Obras Educativas, además de apoyar con el desarrollo del proyecto, encontró otra manera de ayudar, y a través del apoyo de los alumnos y ex alumnos del Colegio Vista Hermosa, se están construyendo pozos en varios de sus terrenos para garantizar la hidratación de los animales y la siembra, beneficiando a 28 familias directamente y a 22 indirectamente.
Así mismo, Fundación Gigante en conjunto con Obras Educativas y otras Fundaciones contraparte, trabajan en ocho comunidades en la toma de conciencia de la problemática del agua de la región. Este trabajo se desarrolla a través de talleres de Seguridad Hídrica y con la construcción de 27 Modelos de Uso Sustentable del Agua (MUSAS) ubicados en los domicilios de las familias interesadas, logrando así, un beneficio para 156 personas del municipio.
Uno de los compromisos de Fundación Gigante es el de contribuir al desarrollo sostenible de comunidades y del país, es por eso que busca apoyar y fortalecer diversas iniciativas a través de alianzas, como en esta ocasión, los proyectos productivos en Oaxaca por medio de Obras Educativas.