Potenciar ideas y transformarlas en negocios que aporten un valor positivo a las comunidades, es el objetivo de los proyectos productivos. Estos son principalmente necesarios y de valor en zonas en donde se carece de oportunidades laborales y se requiere que la población tenga opciones para generar ingresos.
Las oportunidades laborales en México, sobre todo en zonas rurales, son pocas. De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) en el cuarto trimestre de 2018, el 51% de trabajadores ocupados residía en zonas urbanas del país, mientras que el 20% se encontraba en zonas rurales, esto significa que la accesibilidad al trabajo en dichas localidades es menor en comparación.
Oaxaca es uno de los estados de México en donde los salarios promedio oscilan entre los 3 mil pesos mexicanos, y las ocupaciones que concentran mayor número de trabajadores son: Cultivo de maíz y/o frijol, apoyo en actividades agrícolas y comerciantes en establecimientos; empero, estas ocupaciones no son suficientes, ya que tan solo en 2021 se registraron más de 21 mil personas desempleadas.
Tomando esto en cuenta, dos fundaciones han puesto manos a la obra para apoyar a la comunidad indígena Chontal en el Istmo de Tehuantepec en Oaxaca, e impulsar su economía por medio de proyectos productivos.
Proyectos productivos en Oaxaca, México
Aunque a la fecha aún no es certera la información sobre en dónde surgieron exactamente las fundaciones, sí se sabe que existen desde hace cientos de años y que solían ser instituciones cuyo objetivo era el desarrollo de obras benéficas a favor de personas pobres, enfermas o vulnerables como ancianos o niños y niñas.
En la actualidad existen fundaciones de diferentes tipos, aquellas que nacen desde la filantropía como es el caso de Fundación Obras Educativas, una asociación civil que se encarga de promover actores de cambio social a través de procesos educativos y productivos que contribuyen al desarrollo de la comunidad.
Y fundaciones empresariales como Fundación Gigante —el brazo social de Grupo Gigante y Grupo Presidente— que se dedica al desarrollo de acciones relacionadas con el bienestar de las personas en los campos de salud, educación y atención a emergencias o catástrofes naturales. Juntas han logrado impulsar proyectos productivos en Oaxaca a favor de las comunidades.
Así que lo que comenzó con un grupo de voluntarias del Colegio Vista Hermosa, Ciudad de México, se transformó en un proyecto que en 2014 inició con 5 proyectos que incluían: borregos, chile habanero, tilapias y un taller de artesanía de coco. En 2015 se logró el impulso de 12 proyectos productivos agropecuarios, comerciales y de servicios, y en 2017 concluyó con el financiamiento de 16 proyectos de la misma índole.
“Nosotras iniciamos un grupo de tres mujeres que posteriormente comenzó a crecer. Tuvimos la idea de ayudar, y aunque no sabíamos muy bien en qué nos íbamos a involucrar, nuestro propósito era apoyar por medio de proyectos a las comunidades”.
María del Mar, directora de Fundación Obras Educativas.
Este compromiso se reforzó, de acuerdo con María del Mar, directora de Fundación Obras Educativas, gracias a la ayuda de aliados como Fundación Gigante, que por medio de su Responsabilidad Social Empresarial (RSE), ha hecho posible que la iniciativa crezca e incremente su alcance.
“Se buscó que nuestro proyecto trascendiera, y con la ayuda del Lic. Óscar de Nopala, geógrafo que se encarga de llevar proyectos productivos en toda la Republica Mexicana y el apoyo Fundación Gigante, se logró”.
María del Mar, directora de Fundación Obras Educativas.
Trabajo que impulsa la economía de las comunidades
La cosecha de calabaza, ciruela, rábano y más, forma parte de los proyectos productivos en Oaxaca. Estos son realizados por originarios de la comunidad mencionada para después comercializar los productos obtenidos, convirtiéndose así en una de sus principales fuentes de ingreso.
La agricultura es para muchas comunidades una actividad con fines económicos, sin embargo, para llevarla a cabo se requiere inversión, así como de capital humano. Si bien las y los habitantes del Istmo de Tehuantepec en Oaxaca están dispuestos a trabajar la tierra, la falta de recursos en ocasiones es un obstáculo.
Al respecto, Fundación Obras Educativas y Fundación Gigante, les han brindado los recursos necesarios para hacerlo, esto los beneficia en dos sentidos: por una parte, pueden cosechar frutas y verduras para posteriormente venderlos en un pequeño tianguis que se ubica en la zona, y también les ayuda a preparar sus propios alimentos; teniendo así una fuente doblemente benéfica.
“Desde hace tres años nos invitaron en la localidad de San Francisco, nos animamos y así comenzamos. Por primera vez vinimos a vender los productos que nosotros cosechamos en el rancho donde vivimos”.
Juana Rodríguez, beneficiaria de la comunidad de San Francisco de Asís.
De acuerdo con las y los beneficiarios, el apoyo otorgado les ayuda, además, a pagar sus gastos de transporte y adquirir los insumos que requieren para comprar materia prima y hacer otros productos como tamales o dulces hechos a base de fruta.
Cabe destacar que este es un modelo de integración humana, la idea principal es que las y los beneficiarios creen una empresa escuela, es decir, que generen su negocio, lo hagan crecer y tengan un ingreso para cubrir sus necesidades. Por si fuera poco, ambas fundaciones han velado, si bien por los proyectos productivos en Oaxaca, también por proyectos educativos y de agua, lo que ha beneficiado a aproximadamente más de 120 familias en la zona.
Este 2022 se han cumplido ocho años de impulsar dichos proyectos, las y los beneficiarios han valorado el esfuerzo por parte de ambas fundaciones y aliados, ya que muestran compromiso, lealtad y fidelidad, lo que los motiva a seguir trabajando y participando, al tiempo que las organizaciones reafirman su compromiso con esta localidad en Oaxaca.