Por: Emilio Guerra Díaz
No cabe duda que para impulsar responsabilidad social, ya sea ciudadana, gubernamental o empresarial, se hace necesario conocer lo que otros han aportado en el pasado y cómo un gran legado social sirve para que otros también se decidan a contribuir para beneficio de su comunidad.
Por esta perspectiva cobra importancia la edición y publicación de un nuevo libro en México que refiere al lector sobre los esfuerzos del pasado respecto a las donaciones. Se trata del libro “Filantropía y Acción Solidaria en la Historia de México”, editado por Jorge Villalobos Grzywobicz y publicado por el Centro Mexicano para la Filantropía con el apoyo de Grupo Monex.
La presentación de esta obra se llevó a cabo hace algunos días en el Museo Franz Mayer de la ciudad de México, un adecuado lugar para este fin, tanto por su belleza arquitectónica pero sobre todo porque es un legado cultural de orden filantrópico para goce de todos los mexicanos.
Dentro del contenido de esta obra destaca la aportación que Cuauhtémoc Valdés Olmedo y el propio Villalobos Grzywobicz hacen respecto clarificar el concepto “filantropía”, una palabra que más bien les es familiar a los anglosajones y que en lengua castellana tanto su prédica como su acción están asociada más bien a la palabra “caridad”.
Por ello, uno de los capítulos, el que desarrolla Aida Valero Chávez aborda “la caridad y la filantropía en la Nueva España”, quien hace un repaso sobre el origen de la caridad traída por los españoles a América.
Por su parte Silvia Marina Arrom escribe acerca de la “Filantropía católica en el siglo XIX” y toma como caso de estudio las asociaciones voluntarias de la orden de San Vicente de Paúl, este capítulo da fe de la gran contribución solidaria de miles de mujeres en forma ordenada a través del voluntariado y cuyo legado hoy continua con vida y al servicio de otros tantos miles de mexicanos.
Las prácticas solidarias y filantrópicas del México de los pobres son abordados por María Dolores Lorenzo con el capítulo “Una ojeada a la indigencia. Los pobres y los proyectos asistenciales a finales del siglo XIX en la ciudad de México”, donde nos comparte cómo se ha perfilado la acción pública para apoyar a los más desprotegidos-.
De nuestra evolución como nación independiente, las leyes de reforma marcaron un viraje del desarrollo de la filantropía y la práctica de la caridad en México, por ello el periodo de transición del tutelaje filantrópico de la iglesia Católica a instituciones privadas con fines públicos administradas por privados (y posteriormente la consolidación del tutelaje estatal), constituye una de las etapas más interesantes y que permearon y delinearon nuestra actual práctica filantrópica. Estos aspectos son abordados por Gilberto Urbina Martínez en el capítulo “Prácticas cotidianas de ayuda a finales del siglo XIX y principios del XX”.
Edith Espejo López comparte con el lector rasgos que caracterizan a la beneficencia privada y su contribución más destacada es el análisis de la legislación que en la capital de la república se dio en el periodo 1861-1910.
El periodo de la filantropía decimonónica mexicana se complementa con la pluma de Mercedes Alanís quien aborda “algunas manifestaciones de filantropía en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX”.
Dos estudios de caso son reveladores respecto a cómo ha fluido la acción solidaria en algunas entidades de la república, por ello Hubonor Ayala Flores escribe “Caridad y beneficencia privada en el porfiriato. El caso del estado de Veracruz”; mientras que Gloria Guadarrama Sánchez desarrolla “Filantropía y cohesión social: las instituciones asistenciales en el estado de México”.
Finalmente, Mario Luis Fuentes escribe “La visibilidad de la organización ciudadana y los retos de la asistencia social”, donde compartevarias reflexiones para propiciar acciones que fortalezcan al sector filantrópico: mejorar el marco legal y vincularlo en forma provechosa al régimen fiscal para alentar las donaciones, alentar la cooperación entre instancias públicas y organizaciones asistenciales; que el estado mejore sus mecanismos de operación presupuestal para destinar mayores recursos al fortalecimiento de la cultura de la donación y alentar la protección al voluntariado al crear un seguro y se eleve su aporte a un grado de reconocimiento de un trabajo profesional, entre otras.
Leer esta obra estimula nuestro deseo de aportar, de sumarse al esfuerzo de miles de mexicanos que en forma ejemplar pero en forma anónima han sido contribuyentes para explicar lo que hoy es nuestro país y los retos que enfrentamos.
En algunas de mis participaciones cuando hablamos de la historia de la filantropía en México he señalado que estamos en una nueva etapa que a nosotros, a ti lector, a tus familiares y amigos, tus seres queridos y desde luego a mí y a los míos, nos toca desarrollar, una moderna filantropía.
He señalado que las características del reto de la transición es dejar de pedir a “Mamá Caridad” o a “Papá Gobierno” y desarrollar nuestras habilidades, nuestra pasión y nuestra voluntad de servicio para dar, para involucrarnos, para participar organizadamente como voluntarios, donantes de talentos y de recursos porque el resultado final de nuestro aporte será un futuro promisorio, pero hoy hay que empezar a construirlo con muchos más bienes públicos que dependan de una administración de organizaciones civiles privadas, para fortalecer al sector ciudadano y así acotar la, en ocasiones, miope visión de algunos políticos y servidores públicos que no alcanzan a ver los aportes de la ciudadanía organizada.
Bienvenida esa obra que se puede conseguir en el Centro Mexicano para la Filantropía.
Emilio Guerra Díaz
Sociólogo, articulista en diversos medios impresos desde 1988. Ha colaborado en el sector filantrópico por más de 20 años. Es Voluntario desde 1989. Autor del libro “La política de planificación familiar del estado mexicano”, UAM-Xochimilco, 1991. Consultor en Desarrollo Institucional para OSC. Fue subdirector de la Fundación Cultural Bancomer y Director de Información y Servicios del Cemefi. Actualmente es Gerente de la Fundación ADO.
