Por Rodolfo Sagahón Velasco
En la primera parte de este artículo describí el concepto de Corporate Venturing y mencioné algunas de sus ventajas. Debido a que esta actividad se hace principalmente para desarrollar start-ups tradicionales, vale la pena preguntarse si también puede funcionar en el ecosistema del emprendimiento social. Me parece que si es posible y que incluso puede acelerar aún más su crecimiento. Es cuestión de que los grandes corporativos, que son a final de cuentas los inversionistas, identifiquen el valor que les da ser impulsores de empresas sociales y ambientales a través de este esquema.
Existen ya algunas historias que pueden ilustrar lo que comento. Como el caso de Salesforce, que es inversionista en Classy, la plataforma de procuración de fondos en línea más grande del mundo. Aparte de ser socios de una start-up que cada día vale más, Salesforce puede probar productos diseñados para OSC y tener acceso a datos e información de mercado muy valiosa sobre crowdfunding en el sector de la filantropía. O el caso similar en México de Kubo Financiero, la comunidad de préstamos “persona a persona” líder en Latinoamérica en el que la mayoría de los créditos se destinan a proyectos productivos. Esta empresa, que esencialmente es social al otorgar microcréditos de fácil acceso, recibió en el 2016 una inversión histórica de 7.5 millones de dólares para escalar su base de clientes. Dentro de sus inversionistas principales se encuentran Monex y Wayra (subsidiaria de Telefónica), empresas interesadas en el sector financiero y de tecnología respectivamente.
Conforme a lo observado, el éxito de esta práctica depende en gran parte de la capacidad de las grandes empresas por adecuar su gestión y estructura tomando en cuenta algunos puntos importantes:
Encontrar valor en el “acopio de información”
La primera pregunta que deben hacerse es: ¿Al invertir en esta empresa social obtendré algún aprendizaje valioso para mi negocio? Si la respuesta es afirmativa, entonces vale la pena hacerlo. De lo contrario, los beneficios serán similares a hacer un donativo a una OSC o poner el dinero en algún fondo de inversión tradicional. Recordemos que el verdadero valor del Corporate Venturing está en la posibilidad de entender nuevos mercados a través de los ojos de start-ups en desarrollo.
Desarrollar capacidades como inversionistas
La mayoría de las empresas que han logrado capitalizar el Corporate Venturing, lo han hecho estableciendo brazos o subsidiarias con capacidades específicas. Estas entidades deberán contar con habilidades que les permitan desde identificar inversiones prometedoras hasta apoyar a las empresas sociales en distintas etapas de su crecimiento. Al igual que con las áreas de sustentabilidad, es muy favorable que los brazos de Corporate Venturing estén bien capacitados y reporten a la alta dirección para alinear sus acciones a la estrategia general de la empresa.
Definir una herramienta apropiada
No es lo mismo invertir en empresas sociales que ya están probadas a incubar nuevas ideas. Para cada una de estas acciones existe una herramienta distinta. La decisión de cuál es la más adecuada dependerá de la estrategia de inversión, la de sustentabilidad, de las capacidades internas con las que cuente la empresa, e incluso hasta del sector en el que se encuentre. La firma Boston Consulting Group ha hecho un buen esfuerzo por categorizar las herramientas de Corporate Venturing; dentro de las que destacan las aceleradoras e incubadoras corporativas, así como las alianzas de negocio entre empresas grandes y start-ups.
Aún hay mucho que aprender sobre las ventajas del Corporate Venturing en distintos contextos e industrias. Sin embargo, si sigue creciendo como lo ha hecho en los últimos años, debemos esperar que cada vez haya más casos exitosos en el mundo. Adicionalmente, vale la pena observar cómo se desarrolla esta práctica en el ámbito de la inversión de impacto para saber si puede llegar a ser una alternativa viable de la “filantropía corporativa tradicional”. Si existen empresas grandes que quieran apoyar a emprendedores sociales y al mismo tiempo obtener retornos de inversión y ventajas competitivas, este es un tema al que deben poner atención.
Rodolfo Sagahón Velasco
Licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana México donde también cursó una especialidad en Desarrollo Sustentable. Ha trabajado durante los últimos 10 años en posiciones que le han permitido detonar cambios positivos en materia de responsabilidad corporativa desde el gobierno, el sector privado y en organizaciones internacionales.
Del año 2010 al 2015 se desempeño como Coordinador de la Red del Pacto Mundial de las Naciones Unidas en México. También ha sido columnista en el periódico El Economista y Gerente de Responsabilidad Social Empresarial en el Grupo Xcaret.
Actualmente vive en San Francisco, California donde estudia la Maestría en Emprendimiento Social en Hult International Business School.