A pesar de que todavía vivimos en un mundo donde la falta equidad de género sigue presente, existen muchas mujeres que han logrado romper las barreras en el mundo de los negocios, mientras que otras han encontrado en el ecofeminismo un impulso para empoderarse y al mismo tiempo ver por su entorno y comunidad.
¿Qué es el ecofeminismo?
De acuerdo con la ecofeminista, Mary Mellor, el ecofeminismo se define como un movimiento que ve una conexión entre la explotación y la degradación del mundo natural y la subordinación y la opresión de las mujeres.
Este término surgió en los años 70 junto a la segunda ola del feminismo y el movimiento verde. El ecofeminismo combina elementos del feminismo y del ecologismo que permite gestionar el impacto de las actividades humanas en el mundo sin descuidar las cuestiones de género de la humanidad.
Para Alicia Puleo, doctora en Filosofía Moral y miembro de la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid el movimiento feminista aporta mucho al ecologismo.
También busca visibilizar a las mujeres y sus aportaciones en materia ambiental, humanística e incluso científica. Por otro lado, Alicia Puleo señala que también se trata de valorar prácticas del cuidado históricamente femeninas que hoy se revelan indispensables para todos si queremos un mundo que merezca la pena de ser vivido.
“El ecofeminismo muestra la importancia de reconocer las aportaciones de las mujeres a una nueva cultura de la sostenibilidad que tenemos como asignatura pendiente”, agregó.
El ecofeminismo y su impacto
El ecofeminismo ha sido representado por grandes mujeres como Vandana Shiva, Yayo Herrero, Alicia Puleo, Wangari Maathai o Berta Cáceres, entre otras, defensoras, que han logrado transformar el sector turismo a partir del movimiento feminista.
Se trata de un movimiento que considera que la dominación y explotación de las mujeres y la naturaleza y/o los territorios tienen un origen común, y las mujeres, pueden cambiar esa situación.
Como en el caso del turismo comunitario que le ha proporcionado a las mujeres un empoderamiento que incluso les ha aportado una situación de poder en sus comunidades rurales.
Ellas son las principales dispensadoras de los cuidados, saben de horticultura, de artesanía, de etnobotánica, y son las principales transmisoras de lenguas propias y conocimientos.
Este conocimiento les ha permitido explotar de manera responsable los recursos y maravillas de las comunidades, logrando impulsar la economía local, mientras que del lado de la gestión turística, el ecofeminismo ayuda a salvaguardar los territorios de la explotación.
Actualmente son muchas mujeres las que han liderado grandes proyectos involucrados con el ecofeminismo, que logran resaltar que las mujeres saben liderar y gestionar de una forma más responsable, equitativa y consciente del entorno social y ambiental.