¿Hay algo más allá de la RSE? Conforme los problemas sociales, económicos y ambientales del planeta se complican, demostrando que la comunidad empresarial no está haciendo lo suficiente para solucionarlos, nacen también nuevos conceptos que tienen como objetivo redefinir los términos en los que las compañías hacen negocios.
Uno de ellos es el impacto positivo neto o net positive, una meta que ninguna gran organización ha logrado pero que podría ser una buena aspiración para todas. El diario The Guardian reunió a 5 expertos en el tema para conocer qué deberían hacer las empresas que se interesen por el concepto. Aquí sus conclusiones:
Dar más de lo que tomas:
Tener impacto positivo neto significa poner más en el ambiente o en la sociedad de lo que se toma de ellos. Su objetivo es restaurar o regenerar sistemas ecológicos, por lo que es diferente a la ecoeficiencia, ya que esta solo hace más lento el declive del capital ecológico. También es diferente a los sistemas cerrados, porque estos solo previenen un mayor declive.
Conocer los límites:
La benchmark más importante para el impacto positivo es el límite del planeta. Es decir, las fronteras dentro de las cuales la humanidad puede continuar desarrollándose, que siempre deben tenerse en cuenta al fijar metas.
Además, los expertos recuerdan que no debe haber pérdidas naturales irremplazables, y que tener un impacto social positivo no puede sustituir o darse a costa del impacto ambiental negativo.
No es RSE con otro empaque:
El impacto positivo neto es mucho más ambicioso y transformador que la responsabilidad social corporativa. No se trata de reducir pequeños impactos, sino de crear un acercamiento basado en sistemas que involucre a toda la empresa.
Además, este esquema permite comunicar a clientes y colaboradores con un mensaje positivo, no un mensaje de reducción. Cuando se habla de RSE con frecuencia parece que nos negocios son percibidos como inherentemente malos, pero el impacto positivo es atractivo para quienes piensan que las empresas pueden ser una fuerza para el bien.
No hay lugar para el greenwashing:
Para convertirse en una empresa con impacto positivo neto, las empresas deben enfocarse en sus principales áreas de impacto. Siempre habrá quienes quieran hacer greenwashing, pero este tipo de iniciativas dudosas se podrán identificar con facilidad, más aún si se logran crear estándares internacionales para certificar las compensaciones.
No más combustibles fósiles:
Las empresas de combustibles fósiles no pueden ser de impacto positivo, en esto están de acuerdo la mayoría de los expertos. Lo mismo pasa con aquellas que promueven servicios de apuestas, pero las compañías que fabrican alcohol sí podrían lograrlo. Un experto dice «me imagino una micro empresa que es parte de una comunidad muy unida, que usa energía renovable y proveedores sustentables teniendo un impacto positivo.»
Impulsar emprendedores:
El impacto positivo neto parece diseñado para grandes empresas, pero también puede funcionar para emprendedores. Un ejemplo es la marca de condones Sustain, que según su fundador se enfoca en retar las actitudes negativas de las jóvenes estadunidenses respecto a los condones.
La principal dificultad para las PyMEs es distanciarse intelectualmente de su modelo de negocios para criticarlo y encontrar áreas de oportunidad, por lo que es más fácil que sean creadas con el espíritu de impacto positivo y más complicado que cambien su modelo para adaptarse a esta filosofía.
No medir el éxito con ganancias:
Actualmente, las personas y las empresas estamos cómodos «pidiendo prestado» a nuestros yo del futuro para financiar el bienestar actual, pero menos cómodos invirtiendo en el futuro bienestar de otros. Pero dentro de un tiempo, se espera que el éxito no estará definido en términos de ganancias, sino por su impacto positivo neto en el entorno.