Cuando un profesionista decide dejar de buscar ascender por la escalera corporativa para buscar construir su propio camino a través del emprendimiento, sabe que al hacerlo renuncia a la seguridad de un ingreso fijo, prestaciones y otros beneficios que las compañías suelen ofrecer al talento que se suma a sus filas. A partir de entonces ninguna organización tomará la responsabilidad de cuidar de su bienestar ni lo cobijará en su cultura organizacional. A cambio de ello adquiere la posibilidad de formar una empresa a partir de sus propios valores y con sus propias reglas, así como la responsabilidad de gestionar el impacto que sus actividades tienen sobre su entorno.
Es en este punto donde los emprendedores enfrentan uno de los retos más importantes de su carrera como empresarios, construir el ADN de su organización de forma responsable y darle los cimientos necesarios para convertirla en un agente de cambio. Contrario a lo que muchos pudieran pensar, para ello no es necesario andar el camino del tercer sector, aunque quienes deciden hacerlo tienen recorrido gran parte del camino a la creación de un impacto positivo para sus comunidades; lo que sí es fundamental es definir los valores sobre los cuales se basa la organización y el propósito que guiará cada una de sus actividades.
Antes de que puedan darse cuenta y con base en estas decisiones, los emprendedores habrán inclinado la balanza de su modelo de negocio ya sea a la mera búsqueda de la riqueza personal, al emprendimiento de alto impacto, a convertirse en emprendedores sociales o a ser ecopreneurs. Pero ¿cuál es la diferencia entre todos estos conceptos?
Un emprendedor de alto impacto busca contribuir al desarrollo de su comunidad y la protección del medio ambiente a partir de un modelo de negocio que no tiene estrictamente una base social; es decir integra la RSE dentro de su ADN, pero de excluirla su negocio podría continuar existiendo, algo que no sucede en el emprendimiento social o con los ecopreneurs.
Los emprendedores sociales crean soluciones innovadoras para problemas como la pobreza o la seguridad alimentaria y pueden o no integrar el respeto al medio ambiente como parte de su modelo de negocio; la base de la pirámide económica, por su parte es un elemento que no puede faltar en dicho modelo y de eliminar el componente social éste no podría continuar en funcionamiento.
Por su parte un ecopreneur busca fundamentalmente revolver problemas como la contaminación y la degradación del medio ambiente, por lo que su modelo de negocio está sentado sobre bases ecológicas de las que no puede desprenderse con facilidad y define su éxito con base en su impacto ambiental. Tal es el caso de Maralgui, una empresa mexicana dedicada a la fabricación y comercialización de bolsos ecológicos hechos de papel reciclado y resistente al agua.
Si aún no tienes muy claro lo que es un ecopreneur, el portal Triple Pundit compartió recientemente algunas lecciones que te ayudarán a comprenderlo mejor. Descúbrelas.
1. Encuentra el equilibrio: Un ecopreneur sabe que equilibrar la rentabilidad económica con la responsabilidad ambiental es algo que requiere un liderazgo reflexivo que se enfoque en el éxito en ambas vías por igual, sin descuidar el desempeño en ninguna de ellas.
2. Invierte en otros ecopreneures: Un buen ecopreneur conoce la importancia de invertir en personas que compartan su pasión e impulsarlas a crecer. No se limita en entrenarlas, se asegura de trabajar con ellas y de que cuenten con las habilidades neccesarias para crear sus propios esfuerzos.
3. Es persistente: Sabe que el camino no es fácil y que a menudo encontrará barreras sociales, económicas e incluso legales para conseguir sus objetivos, pero eso no lo detiene.
4. Es reflexivo: Toma el tiempo necesario para analizar su toma de decisiones y crear un plan que responda a los valores fundamentales de su organización.
5. Sueña en grande: Busca crear un mejor planeta para todos y sabe que no puede lograrlo se convence de que es imposible.
